sábado, 3 de septiembre de 2011

Capítulo 122: Quedará entre usted y yo.


Suspiré un par de veces y decidí mirar otro de los mensajes...
"Si quieres que vaya a buscarte a donde estes, ire, sin pensarmelo, solo dímelo,solo dime que me necesitas e ire alli a donde quiera que estes" Recibido 15/2/2011 7:06
¿Enserio? ya no pude contener las lagrimas y me puse a llorar como una imbécil, esto era totalmente absurdo.
¿Que esperaba, irme a España y olvidar todo lo que había vivido con él? Olvidar los sentimientos ¿y todo lo eso conllevaba?
Miré a la ventana, divisando como me alejaba cada vez más y ya no se veía las tierras de Canada, si no el mar...
En pocas horas estaría en España, sola, ¿¡En qué demonios estaba pensando?! ¿A quien estaba tratando de engañar?
Estoy decidida, no puedo provocar una emboscada para que me lleven de vuelta pero.. puedo llamarlo,voy a llamarlo, voy a llamar al amor de mi vida para decirle que coja el pimer avión que salga destino a españa, que venga a buscarme. pero ..¿en que estoy pensando? en que estoy pensando yendome y dejando al amor de mi vida a miles de kilometros? saqué mi movil y pulse en mensaje nuevo, bien ya lo tenia... ahora, ¿que iba a ponerle? , "si, ven, tienes razon, no puedo vivir sin ti" lo cancelé y marque directamente su numero, esperaba que no me pidiera explicaciones.. pero ¡por dios! ¿como no iba a pedirme explicaciones? decido irme, y justo en el avion me arrepiento.
¿Por que Justin? porque no viniste a buscarme al aeropuerto? ¿Por que no me pediste que me quedara contigo justo alli, a cinco minutos de coger el avion? ¡¡¿DEJARME IR?!! ¡pero quien hace esa estupidez! pegué mi movil a mi oreja, y estaba esperando escuchar su voz rápidamente, no daba la llamada... miré a la pantalla y alguien carraspeó, elevé la vista y la miré.
-Señorita, aqui no se puede hablar por teléfono.- murmuró casi sin prestarme atención, suspiré y miré de nuevo la pantalla.
-Solo será un minuto.-murmuré mirándola.
-Lo siento, si es tan amable de apagarlo..-murmuró sonriendo falsamente y mirándome a los ojos, en ese momento pareció percatarse de con quien estaba hablando, sonrió de nuevo, solo que mas exageradamente- Señorita perez, lo siento mucho, pero son las reglas, siento molestarla, pero podemos tener problemas con las radiaciones de su teléfono, lo siento, lo siento mucho, ¿está usted disfrutando de su viaje?- preguntó demasiado rapido para mi gusto, le sonreí como pude.
-Ya... tiene razón, lo siento mucho.-murmuré colgando la llamada y mirándola, ella me sonrió y se acercó a mí lentamente.
-¿Es una llamada importante?..-preguntó, yo fruncí mis labios y sacudí mi cabeza pero no me dejó contestar.- Bueno, si es tan importante, haga usted esa llamada, quedará entre usted y yo, si asi lo desea.-murmuró casi susurrando, sacudí mi cabeza lentamente varias veces y le dediqué una breve sonrisa.
-No, muchas gracias.-murmuré y ella se separó sonriéndome.
La mujer comenzo a hablar y hablar, yo le sonreia de vez en cuando, y asentia esperando a que se callara y me dejara en paz.
Qué caprichoso el destino ¿no?, como Dan había dicho... si esto estaba destinado a ser, lo sería pero...estaba claro que no esto no estaba destinado a ser, apagué mi movíl y lo guardé en el bolsillo, elevé de nuevo la mirada a la azafata y me distraje un poco, con el fin de olvidarme del estúpido error que iba a cometer.
(Narra Justin)
Estaba en casa, en mi habitación... dando vueltas en la cama con el móvil justo en la mesa de noche, no sonaba... por mucho que lo mirara y lo cogiera, y lo volviera a mirar, no me llamaba.
Llevaba toda la mañana esperando a que me llamara, ni si quiera había asumido que quizás ya se hubiera ido.
Ni si quiera miré la hora de salida de su avión, y tal vez ella ya esté en España mientras yo estoy aquí, esperando su llamada como un idiota. ¿¡En que se supone que estoy pensando?!
Tocaron a la puerta y si ni si quiera me inmuté, suspiré.
-Justin, ¿puedo pasar?.-murmuró mi madre desde la otra parte de la puerta, no le contesté por lo que la puerta se abrió sola.
-Claro, pasa.-dije con ironía mientras no despegaba la mirada de el techo, ella rió por lo bajo y se acercó a mí.
-¿Cómo es que aún estás aquí? ¿Ni si quiera te has duchado?
-¿A donde quieres que vaya?.-pregunté bordemente, ella bufó, mi madre comenzó a hablar y yo ni si quiera le estaba prestando demasiada atención. ¿Donde estaba Naira? a lo mejor... debía ir a buscarla, ¿no?, le había dejado miles de mensajes y la había llamado miles de veces, pero ella... no me había contestado.
¿Y sí ella no quiere que la busque? ayer me comporté como un imbécil, me fui de allí furioso y ni si quiera pensé en el daño que le estaba haciendo. ¡Es que no hago otra cosa sino hacerle daño!
Ya está bien de tonterías, ¿que hago aquí? su avión podría salir en media hora, o podría estar yéndose al aeropuerto, y yo estoy aquí, sentado en la cama con la misma ropa de ayer y escuchando como mi madre habla de lo primero que se le pasa por la cabeza, ya está bien, debería estar allí, con ella, donde quisiera que estuviese. Me levanté como un resorte de la cama y mi madre se sorprendió, no le presté atención y abrí mi armario.
-¿A donde vas?.-preguntó mientras yo me quitaba mi camisa y me ponía otra.-Oye jovencito,¿no piensas ducharte?.-preguntó, pero yo enseguida me quité los pantalones para ponerme otros, sentí como mi madre se levantaba de la cama y me paraba.
-¿A donde vas Justin?.-preguntó ya algo preocupada, suspiré.
-¡Voy a buscar a Naira! voy a llegar tarde, quizás ya se haya ido, ¿que voy a hacer si ella no está aquí? déjame ir a buscarla.-le rogué mirándola, ella frunció sus labios y yo me solté de sus brazos, pero noté como su mano volvía a encontrarse con la mía.
-Mamá, sé que si se lo pido, no se irá, ella.. ella me quiere y yo la quiero a ella, ella lo sabe, solo... solo necesito demostrárselo una vez más, solo..-mi madre me interrumpió, y me miró, yo cogí mi móvil y me giré hacia la puerta, pero mi madre volvió a hablar.
-Justin, me ha llamado la madre de Naira.- murmuró, me giré rápidamente para mirarla, ella suspiró.- Naira... Justin, Naira se fué esta mañana, ella está de camino a España, y no le quedará mucho para aterrizar allí.-masculló mirándome, yo la observé, ella no me mentiría... ¿no? sacudí mi cabeza varias veces y volví a girarme para salir a buscarla.-¡Justin! ¡No vayas porque no vas a encontrarla!.-gritó esta vez, pero la volví a ignorar y salí.
¿Como iba a irse? ¡No podía irse! ¿Como iba a dejarme solo?
Salí de mi casa y me subí al coche rápidamente, y conduje hasta su hotel de la misma forma, la verdad era muy temprano, así que llegué mas rápido de lo que me imaginaba.
Ni si quiera me fijé en como había aparcado y bajé del coche rápidamente, cuando entré todo el mundo me miró, me dirigí hacia el mostrador donde se encontraba Pedro, allí, había una mujer joven, hablando con él, mientras él buscaba algo entre los cajones, una llave, la llave de una habitación supongo.
-Aquí tiene, la habitación 6.-murmuró Pedro sonriendo, yo me acerqué y me quedé mirándo la llave, ¿la habitación 6?
-Pedro, ¿como que la habitación 6? esa es la habitación de Naira..-murmuré y la chica se me quedó mirándo, cada vez mas cosas apuntaban a que ella se había ido... Pedro sonrió.
-No Justin, ya no lo es, Naira dejó esta habitación esta mañana.-murmuró mientras se la entregaba a aquella chica que seguía mirándome, me sorprendió que no me dijera nada, se echó a un lado y cogió la gran la maleta para subirla por el ascensor.
Me llevé las manos a la cabeza y Pedro me miró sorprendido.
-¿No te lo dijo? me dijo que no iba a volver a el hotel.-murmuró mientras me miraba, ignoré su pregunta y me acerqué.
-¿Me estás diciendo que Naira se ha ido?.-pregunté sabiendo cual era la respuesta que me esperaba, el asintió ligeramente.
-Así es, ella se ha ido.-murmuró mirándome a los ojos, yo lo sabía, en el fondo sabía que ella se había ido, pero no quería creerlo. Sentí como mi corazón se rompía en mil pedazos.
-Justin, tengo mucho trabajo, ya hablaremos.-murmuró Pedro, dándome una palmada en la espalda y saliendo del mostrador.
Después de un rato sin saber que hacer, decidí irme al coche.
Mi móvil comenzó a sonar en mi bolsillo y lo saqué rápidamente, mi madre, dejé el móvil en el sillón del copiloto.
Ella se había ido de verdad, ¿en que estaba pensando yéndome? ¡tendría que haberme quedado ayer! tendría que haberme quedado para convencerla de que se quedara conmigo.
¿Qué iba a hacer ahora? ahora.. ahora estaba completamente perdido.
(Narra Naira)
En todo el viaje, la azafata cada vez que pasaba por allí me ofrecía algo, no quería que nadie supiera que estaba aquí pero no tardaron en darse cuenta cuando la azafata no hacía otra cosa que venir a ofrecerme cosas, menos mal que no podían levantarse ya que íbamos a aterrizar en unos minutos.
Suspiré y miré hacia la ventana, era de noche, y podía ver las estrellas y todas las luces de la capital de España, ¡era precioso!
Bueno... al fin y al cabo, no lo llevaba tan mal... ¿no? no me dio tiempo a pensar más porque sentí presión en mi cuerpo y como las ruedas del avión tocaban el suelo, odiaba esa sensación.
Se supone que tenía que coger otro avión para Canarias, o eso es lo que mi madre se pensaba que haría,pero yo..tenía otros planes. La azafata se acercó rápido a mi indicándome que saliera la primera para que no me agobiaran, algo que agradecí.
Sonreí a la azafata y al salir, sentí el frío y el viento de la capital en toda mi cara, y ahora tendría que esperar a sacar el abrigo de la maleta, ¡dios! esto estaba empezando a agobiarme y a penas había llegado. Me dirigí hacia la cinta a esperar la maleta, la cual salió la primera ya que la demás gente no había salido aún.
La cogí y caminé el gran aeropuerto de Madrid, donde por muy conocido que seas, si tienes tanta prisa como todos, nadie te reconoce, tan solo, me pararon unas chicas que se sorprendieron de verme aquí y... bueno, sola.
Después de estar un rato allí cogí el primer taxi y recordé la calle.
Tenía que llamar a mi madre para avisarle de que había llegado pero, no tenía ningunas ganas de encender mi teléfono.
Me senté en el asiento de atrás, y le dije hacia donde quería dirigirme, esperando que no hubiera demasiado tráfico.
Miré la cuidad mientras estaba en el coche, era cierto, yo no era de aquí exactamente, de la capital, pero.. extrañaba esto.
Todo era diferente aquí, la gente... los lugares... todo.
Me sorprendió bastante lo.. bien que aparentaba estar.
Quiero decir... no es que fuera mi mejor día, pero.. lo parecía.
Me sorprendió a mi misma no derrumbarme al subirme al taxi y darme cuenta de que ya no había vuelta atrás, de que al sitio al que me estaba dirigiendo no era con él, de que.. no iba a verlo más. Suspiré de nuevo y me concentré en mirar la ciudad.
El taxista me dejó en el sitio que deseaba y me ayudó a sacar la maleta del maletero (porta-bultos, como quiera que se llame en la península) y me sonrió amablemente, yo le pagué y le sonreí.
Cuando lo hice el se me quedó mirando y yo rápidamente cogí mi maleta y comencé a caminar, no dejándolo articular palabra.
-¿Tú no eres Naira Pérez?.-me preguntó casi siguiéndome, yo apreté mis ojos y no me dí la vuelta.- si, la cantante, y la novia de este... el de baby, Justin...¡Justin Bieber!.-murmuró su nombre, como si nada, y a mi me dolió mas que nunca, como si me hubieran pegado una patada en el estómago, suspiré.
-Se está equivocando de persona.-murmuré aún sin darme la vuelta, él rió sonoramente y lo escuché resoplar.
-Será el trabajo que me tiene aturdido, ¿que iba a hacer aquí una chica como Naira? ¿Sola a estas horas de la noche? ¿Sin su querido Bieber? ¡es ridículo!.-volvió a reír- lo siento, no sé que es lo que se me pasa por la cabeza..Naira Pérez..-volvió a reír y sin más se subió el taxi, me quedé quieta, esperándo que se fuera, y así fue, escuché el sonido de las ruedas del taxi sonar contra el suelo, y dejé caer la maleta en el mismo, miré al cielo.
¿Ridículo verdad? yo era la ridícula, yo y toda esta situación que me rodeaba, ¿Qué era lo que dí a pensar en esos casi ocho meses de relación con Justin? ¿Qué no me despegaba de él ni un minuto? volví a coger la maleta del suelo y caminé.
Llegué a la puerta y miré a mi alrededor, no podía creer que después de tanto tiempo estuviera aquí, subí las pequeñas escaleras y toqué a la puerta con la mayor delicadeza posible.
Volví a tocar, desesperadamente, estaba empezando a recordar demasiadas cosas, ¿Por qué tiene que pasarme esto a mí?
Hace unos minutos pensaba que no me afectaba tanto, y ahora, cuando ese hombre pronunció su nombre, casi podía sentir mi corazón roto moviéndose dentro de mí, latiendo por él.
Me di la vuelta harta de esperar a que me abrieran la puerta, ¿y si no había nadie? encima de ridícula, soy totalmente imbécil.
Y ahí fue cuando exploté, no había nadie y estaba totalmente sola.
Y no solo en la calle, sino sola, sola de verdad, sollocé.
-¿Na..Naira?..-escuché su voz detrás de mi, me giré, con lagrimas en los ojos, era él, era Luis, después de tanto tiempo.
-Sorpresa... supongo.-murmuré haciendo una mueca y sin poder evitar volver a sollozar, no solo por Justin, si no por él.
Por mi amigo desde que era pequeña y que no veía desde que me había ido a Canadá, él me miró de arriba a bajo, y parpadeó.
-No puede ser, tengo que estar soñando..-murmuró mirándome y alzó una de sus manos hasta tocar mi piel, mordió su labio.
Yo sentí su mano acariciarme la piel y me tiré literalmente a sus brazos, lo necesitaba, necesitaba volver a sentir su piel.
Sentí como sus manos se encajaban perfectamente en mi cintura, elevándome del suelo unos buenos centímetros.
Pude sentir su risa después de unos cuántos minutos en los que permanecimos así, yo me aferré mas a su cuerpo y el rió.
-Enana...-susurró y yo me separé lentamente, le sonreí.- no sé ni por donde empezar, ¿quieres pasar? bueno... supongo que sí.
-Sí, quiero pasar.-dije riéndo y el se acercó para coger mi maleta.
Entré en la casa y me quedé pasmada, él vivía solo aquí y.. ¡esa casa era gigante! era muy diferente a la que había venido, la observé un poco mas y me giré para mirarle a los ojos.
-¿Has hecho algunos cambios no?.-pregunté mirándole, él frunció sus labios y me miró de nuevo, de arriba a abajo, yo reí.-¿Qué estás mirando con esa cara de idiota?.-bromeé y el volvió a parpadear mirándome, se echó a reír y sacudió su cabeza.
-¡No puedo creer que estés aquí! ¡Que hayas venido a verme! pensaba que te lo habían prohibido.-masculló pasando por mi lado y riéndose, lo seguí y me senté a su lado en el sofá.
-¿Como que prohibírmelo? ¿Quien iba a hacer eso?
-Dejaste de llamarme... de nuevo.-me acusó mirándome, yo volví a reír.- pensaba que tu novio se había puesto celoso.-murmuró y me miró, yo suspiré y miré hacia abajo, el se acercó a mí.-Bueno, olvidemoslo, lo importante es que estás aquí. por cierto...¿Qué haces aquí?.-preguntó y yo elevé mi mirada parar mirarlo.
-Lo cierto es que ya no tengo novio, y esa es la razón por la que decidí volver..-murmuré de la manera mas delicada posible, el carraspeó y se acomodó en el sofá, yo lo miré y suspiré.
-¿Fue una ruptura limpia?.-preguntó haciéndome reír de nuevo, el me miró serio.-¿Qué? ¡te lo estoy diciendo enserio!
-¿A que llamas tú una ruptura limpia? ¿en ponernos de acuerdo y decir "venga va, lo dejamos porque me aburro"?.-murmuré haciéndo que Luis se riera intensamente, sacudió la cabeza.
-Déjalo, es demasiado para tu pequeña cabecita.-murmuró alborotándome el pelo, yo volví a reír y le empujé levemente.
En ese momento escuché un ruido arriba, dejé de reír y miré a Luis, él me sonrió. Oh mierda, se me había olvidado completamente decirle que iba a venir y a... hospedarme en su casa algo de tiempo, lo miré y fruncí el ceño, el rió.
-¿No estarás...?.-carraspeé.-Vives solo... ¿no?.-pregunté de la mejor manera posible, el se echó a reír y asintió rápidamente.
-Solo es un amigo que está arriba.-murmuró y volvió a sonreír.
-Soy idiota, debí avisarte de que venía, yo..- Luis me interrumpió mientras era ahora el que me empujaba, lo miré, resopló--¿Y ahora por que me empujas?.-pregunté riendo y el rió conmigo.
-¿Eres imbécil? Te he cambiado hasta los pañales y ..¿ahora vas a tener que avisar para venir a tu propia casa?.-preguntó haciéndose el ofendido, yo volví a reír y sacudí mi cabeza.
-Me pregunto cuando será el día en el que dejes de recordarme que me cambiaste los pañales alguna vez, ¡tampoco eres mucho mas grande que yo!.- exclamé riendo, el encogió los hombros.
-No lo soy, pero sí lo suficiente para cambiarte los pañales, darte de comer y limpiarte con el baberito cuando te manchabas, jugar contigo a las muñecas, enseñarte a montar a caballo, a conducir, prohibirte que te enamoraras, que salieras con algún chico..-le interrumpí, y el se echó a reír conmigo, lo miré a los ojos.
-Ya vale, ¿no?.-murmuré y el sacudió su cabeza.
-Y también soy lo suficiente mayor como para decirte que esta es tu casa desde la primera vez que la pisaste.-murmuró sonriendo, yo me tiré a sus brazos de nuevo y le abracé fuertemente.
Escuché a alguien carraspear proveniente de las escaleras, lo que hizo que me separara de Luis rápidamente, el se echó a reír.
-Ven, voy a presentarte a mi amigo.-susurró y cogió mi mano haciendo que me levantara del sofá, lo seguí y llegamos a la altura de las escaleras y allí estaba su amigo.
Podría calcular que tendría aproximadamente unos 19 años, tenía el pelo negro y los ojos tan oscuros que daba miedo mirarlos, estaba bastante fuerte, la verdad... no era mi tipo.
-Tío, ella es..- ese chico del que aún no sabía el nombre, le interrumpió con una risa, yo lo miré extrañada.
-Sé quien es Luis, ¿como no iba a saberlo?.-sonrió y me miró de arriba a abajo.- lo que pasa es que en persona eres mucho mas bonita.-murmuró mirándome, yo, en otra ocasión podría haberle.. sonreído aunque fuera, pero... esta vez me limité a mirarle.
Luis no tardó demasiado en dejar caer su mano por el brazo de su espabilado amigo en forma de puñetazo, el se encogió.
-No te pases.-masculló Luis haciendo que me echara a reír, decidí ignorar la escenita y suspiré intentando ser simpática.
-Bueno, ¿como te llamas?.-pregunté sonriendo, el me miró.
-Me llamo Justin.-murmuró sonriendo de nuevo, yo lo miré, ¡Oh,vamos! ¿en serio? la sonrisa se borró de mi boca y Luis carraspeó, apreté mis labios y suspiré de nuevo varias veces.
¿Es que no iba a librarme de su recuerdo ni cinco minutos?
Parece como si tuviera que perseguirme allá a donde fuera.
Bueno, no sé... tampoco pretendía que desaparecieran todas las personas con el mismo nombre que él... ¿no? sacudí mi cabeza y extendí mi mano hacia Justin, el miró mi mano y alzó las cejas.
Luis me miró y se echó a reír a carcajada limpia, Jus.. Justin le siguió, y yo me quedé mirándolos, ¿Que era tan gracioso?
Luego me dí cuenta, tal vez tenía algo que ver que en España darse la mano es mas de hombres, aquí se dan dos besos.
Sacudí mi cabeza y aparté mi mano de él, miré a Luis.
-¿Qué quieres que haga? ¡acabo de llegar!.-exclamé mirándole y él volvió a reír mientras pasaba su protegible brazo por mi hombro.

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