lunes, 13 de agosto de 2012

Capítulo {137} : "Primera parte" : ¿Como estuvimos anoche?


|| Narra Naira ||
Escuché a alguien tocar en la puerta de forma tan insistente que tuve que levantarme tan rápido que casi me caigo de la cama.
Fui corriendo hacia la puerta y la abrí, detrás de ella estaba Dan.
Me recorrió con la mirada unas segundos para pasarse a mirar mi rostro, río y pude adivinar por que. Me peiné con los dedos.
- ¿Qué hora es? - refunfuñé mientras me rascaba un ojo.
- La hora de levantarse, desayunar y ensayar.
Asentí y cerré la puerta rápidamente y escuché su fuerte risa.
Cuando la cerré, me apoyé en esta y cerré los ojos con fuerza.
Sentí como me explotaba la cabeza, y entonces recordé que me había quedado dormida con las caricias de Justin. Justin.
Mi Justin.
Abrí los ojos y lo busqué con la mirada.
Claramente no estaba allí, si no lo hubiera visto cuando me desperté, maldije el momento en el que le dije que no se quedara a dormir conmigo. Podría haberme despertado con su sonrisa en mi almohada y sus manos acariciándome.
Suspiré y me dirigí hacia el cuarto del baño, pero cuando lo hice algo llamó la atención. Había una nota pegada a la puerta.
La despegué de la puerta con dedos temblorosos y sonreí.
" Si lees esto es que ya has despertado, de verdad me hubiera gustado despertarte con mis manos acariciando todo tu cuerpo y mis labios acompañándolas. Que tengas buen día, preciosa."
Cuando terminé de leerla, la volví a leer, y luego lo hice de nuevo.
Sonreí una vez más y me la llevé al pecho. Suspiré.
Volví a leerla mientras me adentraba al cuarto de baño, otra sonrisa se escapó de mi boca mientras la dejaba encima del mueble y me desnudaba y me metía en la ducha.
Mientras el agua no cesaba de caer por mi cuerpo repetí una y otra vez la nota en mi mente, no pude dejar de sonreír en todo el tiempo, cuando me secaba, me vestía, me peinaba.
Terminé de prepararme y dejé la nota sobre la cama para luego encaminarme a la sala donde todos estaban ya desayunando.
Cuando lo hice fui a un rincón para echarme zumo de naranja, y mientras lo hacía escuché su voz dando los buenos días.
Un escalofrío recorrió mi cuerpo y no me giré a observarlo.
Pensé que se me caía el zumo de la mano cuando sentí sus manos abrazar mi cintura por detrás y apartar mi cabello para dejar un beso mojado justo debajo de mi oreja, y luego en mi cuello, suspiré y dejé el zumo en la mesa mientras sentía sus dedos acariciar mi vientre por encima de la tela de mi camisa.
- Buenos días princesa, ¿como dormiste? - susurró en mi oído para después pasar sus labios por el lóbulo de mi oreja.
Temblé ante el contacto y entrelacé mis manos con las suyas - Yo dormí bien, pero no tienes ni idea lo que me costó dejarte ayer en tu cama, tan dormida y vulnerable - ¿Me extrañaste? - susurró.
Casi me había olvidado de respirar cuando sentí sus manos acariciando las mías y reaccioné, giré sobre mis pies y mis ojos quedaron a la altura de los suyos, sus manos se deslizaron por mi cintura mientras me giraba y acabaron en el final de mi espalda, sonreí y paseé mis dedos por sus brazos, acariciando su piel y las venas que le sobresalían, hasta llegar a su cuello.
Una vez allí entrelacé mis manos y mis dedos acariciaron su nuca. Sentí que me derretía cuando suspiró y me pegó a su cuerpo, tanto, que podía sentir su corazón latir con violencia.
- Sí, te extrañe mucho. ¿Porqué no te quedaste conmigo? - me subí de puntillas y le dí un suave beso en los labios, el sonrió.
- No me lo pediste - susurró entre mis labios, alcé una ceja.
- No tengo que hacerlo, sabes que me encanta dormir contigo... - susurré y besé la comisura de su labio - y lo que no es dormir...
Sonrió y sus manos bajaron un poco más, casi al final de mi espalda, yo me colgué literalmente de su cuello.
- Naira... - intentó interrumpirme pero volví a besarle.
- ¿Vas a quedarte conmigo esta noche? - pregunté bajando mis manos por su pecho, sentí su aliento en mi frente y sonreí.
- Ya veremos - soltó divertido, yo me separé de él y alcé una ceja.
- Estoy intentando seducirte, y todo lo que tu dices es ¿ya veremos? ¿enserio? - pregunté riendo y me cruce de brazos.
El soltó una carcajada y acarició mis brazos, descruzándolos.
- No me cabe duda de lo que estás intentando. Pero fuiste tú la que dijiste que no hacíamos otra cosa que tener sexo, ¿recuerdas? - preguntó bajito y entrelazó nuestras manos, reí.
- No quería decir eso... - me interrumpió.
- Pero lo dijiste, así que ahora tendrás que atenerte a las consecuencias - sentí como soltaba mis manos y se hacía a un lado para coger algo de la mesa, yo me hice la ofendida.
- ¿Me vas a tener en abstinencia? - susurré para que solo él pudiera escucharlo, el no se rió, me miró serio - venga ya.
Cogió un par de cosas y se dirigió hacia una mesa, yo cogí mi vaso de zumo y lo seguí. Cuando se sentó, yo lo hice enfrente.
Lo miré, esperando una respuesta, el separó su silla.
- Ven aquí - susurró mientras daba palmaditas en sus muslos.
Casi me derretí por el dulce tono de su voz, pero cuando me di cuenta ya estaba a su lado, sentándome en su regazo.
Sus dedos acariciaron mi rodilla y me miró fijamente.
- Justin... - susurré acariciando su cuello. El sonrió levemente.
- No voy a volver a hacerte el amor, hasta que dejes de pensar que en lo único en lo que se basa esta relación es en eso.
- ¿Estás bromeando verdad? - pregunté divertida, pero el negó con la cabeza bastante serio, yo reí - ¡Justin! nunca he dicho eso.
- Ya está decidido, no hay nada mas que hablar - murmuró y me dio un beso rápido en los labios para obligarme a levantar.
Suspiré resignada y me senté justo enfrente, el siguió desayunando y yo levanté mi mirada para observar la sala.
Todo el mundo charlaba animadamente mientras sonreía y comía tostadas y zumo de naranja, Justin se interpuso entre mi mirada y la gente y empujó un plató hacia mí. Observándome.
- Come algo - musitó, yo hice una mueca - Naira.
- No tengo hambre... - musité y desvié mi mirada de nuevo. El resopló he hizo que mi mirada se clavara en la suya.
- No me seas niña - susurró, yo alcé una ceja y lo miré, el sonrió divertido - venga come algo, ya se que te quita el sueño no tener sexo conmigo - susurró esta ves bajito - pero por eso no tienes que dejar de comer - terminó divertido, yo le fulminé con la mirada y arrastré mi silla para levantarme, lo que provocó una sonora carcajada por su parte y yo pasé por su lado sin mirarlo.
Hasta que su mano me atrapó y me atrajo hacia él, haciendo que cayera automáticamente en sus brazos, me sonrió divertido.
- Eres un idiota - musité sin tan siquiera mirarlo, el rió.
- Lo sé, cariño - susurró con dulzura mientras deslizaba un dedo por mi cuello, yo me aparté de él y este volvió a reír, sonoramente.
- Ya veremos a quien le quita el sueño no tener sexo - mascullé, y el volvió a reír, cogiendo mi rostro entre sus manos y obligándome a mirarle, yo lo hice y pude ver la diversión en sus preciosos ojos color miel. Me derretí cuando besó mi nariz.
Bajó sus labios a la vez que sus manos, que de un momento a otro se encontraban en mi cintura, atrayéndome a él.
Sentí sus labios presionando los míos y no tuve mas remedio que dejarme llevar, pasé mis dedos por su cuello, y este sonrió.
- Por supuesto que yo - susurró entre mis labios - Ya estoy muriendo por arrancarte la ropa y hacerte el amor sin parar - susurró esta vez en mi oído haciendo que cada parte de mi cuerpo se estremeciera ante sus palabras.
Suspiré y él me pegó aun mas a él, si eso era posible, y dejó un beso húmedo en mi cuello - pero no lo haré - musitó mirándome a los ojos esta vez. Permanecimos así durante largos segundos.
Estaba sentada justo encima de su entrepierna y podía notar el bulto que comenzaba a crecer debajo de mi trasero. Sonreí.
Hice un movimiento estratégico y el gruñó, lo miré a los ojos.
- Pues es una pena - musité esta vez yo. Y repetí el movimiento.
Pero antes de que sus manos subieran por mi espalda, me levanté, dejando sus manos en el aire. Él frunció el ceño.
- ¿Así que me calientas, coges y te vas? - preguntó en voz mas alta de la que debería y algunos giraron su cabeza para mirarme.
Yo abrí mis ojos y el negó con la cabeza, yo reí y me di la vuelta pero como imaginaba comenzó a caminar a mi lado. Sonreí.
Sentí su brazo caer cariñosamente por uno de mis hombros y atraerme a su cuerpo mientras caminábamos.
Sentí todas las miradas de la sala posada en nosotros, miré a Justin el cuál me sonreía. Y una vez mas, la preocupación se esfumó de todo mi cuerpo y mi mundo se iluminó con su sonrisa.
Salimos del hotel y nos subimos al tour bus donde viviríamos las próximas semanas mientras nos movíamos por Europa, cuando dejáramos la preciosa Alemania. Miré el bonito paisaje todo el camino, con Justin a mi lado sin despegar su mirada de mí.
Llegamos al recinto en el que actuaríamos antes de lo que yo pensaba, bajamos y enseguida empezó la prueba de sonido.
Comencé antes porque era la que menos canciones cantaba.
Observé como Justin se paseaba por debajo del escenario mientras yo ensayaba las canciones que cantaría.
No tarde mucho más que media hora, y Justin ya se había sentado en uno de los asientos mas cercanos al escenario.
Cuando acabé fui al final del escenario y Justin se levantó y alzó sus brazos para cogerme, yo negué con la cabeza.
- Tírate - musitó y yo lo observé. Negué.
- No, apártate, yo me bajo - murmuré y el rió.
- No, anda, tírate cariño, yo te cog... - antes de que pudiera decir nada mas ya me había tirado a sus brazos y el me había cogido como si de un bebé me tratara, reí entre sus brazos cuando pasó sus manos por mis mulos, incitándome a que enredara mis pies en su cintura. Lo cuál obedecí al momento sin rechistar.
Pasé mis manos por su cabello, despeinándolo y besando sus labios sin tan siquiera importarme que la puerta acababa de abrirse y alguien había entrado en el recinto. Lamió mi labio.
- No sabes lo que te he extraño Naira - susurró dibujando la forma de mis labios con su tibia lengua, yo sonreí y junté nuestros labios en un beso rápido para luego besarle la mejilla, la nariz, la frente, la barbilla y cada parte de su rostro. El rió.
Sentí un bufido y giré mi cabeza para mirar de quien se trataba.
No me sorprendí al ver a Angela de brazos cruzados enfrente de nosotros. Sentí la respiración de Justin en mi cuello, ya que él, no se había girado para mirarla y sus brazos seguían sujetándome.
- ¿Interrumpo algo? - preguntó sarcásticamente, yo sonreí y sentí a Justin apretar sus brazos en torno a mi cintura.
Y por primera vez desde que Angela llegó, él la miró atentamente, yo lo imité y negué con la cabeza, mientras mis dedos se perdían en el cabello de Justin, este besó mi mejilla una vez más.
- No interrumpes nada, podemos seguir contigo aquí - musité y sentí a Justin aflojar mi agarre hasta finalmente bajarme de sus brazos, yo reí y el me fulminó con la mirada, miré a Angela.
- Que pena que no pueda decir lo mismo de tí, porque Juss y yo tenemos que ensayar. ¿Verdad Juss? - preguntó mientras se acercaba a él y posaba una mano sobre su brazo y lo arrastraba literalmente con ella. Alcé una ceja mientras subían al escenario.
Me senté cerca, observando desde abajo como Ángela manoseaba a mi novio sin que yo pudiera impedírselo.
Porque eso fue lo que literalmente se dedicó a hacer durante los cuarenta minutos que estuvo con Justin allí arriba, manosearlo.
Y lo peor es que él se dejaba, y le sonreía como un tonto.
Sin mencionar que la canción que ensayaban era la nuestra.
No lo pude evitar y los celos se acumularon dentro de mí.
Tenía un gran nudo en la garganta al observar lo bien que se lo pasaban. Si así era en mi presencia. ¿Como habría sido en mi ausencia? ¿Mientras yo estaba en España? Tragué saliva.
Los imaginé a los dos, acariciándose y ensayando la canción entre risas y sonrisas de afecto. Y algún que otro beso.
Sentí un gran nudo en la garganta, como si me fuera a poner a llorar en cualquier momento, elevé la mirada y los miré.
Decidí relajarme, ¿que era el espectáculo que estaba montando? bajé la mirada de nuevo, jugueteando nerviosa con mis manos.
Suspiré y elevé mi mirada, decidí quedarme, hasta que vi que ella se acercaba y apoyaba su cabeza en el hombro de Justin mientras reía. Ambos reían. Y Justin paseaba una mano por la cintura de ella. Y cuando eso sucedió, lo tuve claro.
No tuve ninguna otra opción que levantarme y dejar el lugar.

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