lunes, 13 de agosto de 2012

Capítulo {134} : La mejor sensación del mundo.



||Narra Justin||
Tenía tantas cosas que decirle... y aún así no me salía ni una palabra. La observé atentamente, sin saber que decir.
Sin saber si moverme, dirigirme hacia la puerta e irme.
De verdad pensé que esto podría terminar, que podríamos estar juntos de nuevo, pero realmente veo que no, nada de lo que estoy haciendo esta sirviendo para nada, si ella no quiere que me quede, si ella quiere que me marche ahora mismo.
Pasó por mi lado y escuché la puerta abrirse a mis espaldas, y entonces supe que de verdad ella quería que me fuera.
Y entonces sin casi remediarlo, mi boca se abrió.
- Si salgo por esa puerta, te aseguro que no voy a volver - mi voz sonó mas ronca de lo que me imaginé, pero ella no pareció inmutarse, por lo que me apresuré a salir de esa habitación.
Solo me dirige hacia la puerta sin mirarla ni un segundo, y cuando cerró la puerta, una vez más, sentí que mi vida se quedaba allí dentro, y una vez más, tenía razón.
Intenté creerme a mi mismo las palabras que le había dicho a ella, intenté no pensar que mañana volvería a su habitación a buscarla, a pedirle perdón una vez mas, y a rogarle que me dejara amarla, pero realmente, es vez, iba a intentarlo de verdad.
|| Narra Naira ||
Lo dejé ir una vez mas, y sus palabras no paraban de retumbar en mi cabeza, pero... realmente ¿Qué esperaba que hiciera?
Tenía ganas de abrazarlo, de olvidarlo todo... al fin y al cabo, aun lo amaba, pero cada vez que lo intentaba, todo volvía de nuevo a mi mente. Y mas ahora. Pensaba que todo iba a ir bien.
Pensaba que de verdad podía llegar a perdonarlo y que todo volviera a la normalidad. El y yo. Haciéndome tocar el cielo con sus besos. Pero no se me sacaba de la cabeza como mientras yo estaba en España, pensando en como sobrevivir a estar sin él, el estaba ensayando besos con Angela... ¡Es superior a mí!
Me eché en la cama, pensaba que las lagrimas se me habían acabado de tanto llorar. ¡Si esto es amor, preferiría no haberme enamorado nunca! Suspiré, me di la vuelta y me quedé mirando hacia la pared. Intenté buscarle solución a esto que siento.
Quiero decir.... nadie se muere por amor, ¿no?
Puede ser eso verdad de que el tiempo sana tus heridas, y que un clavo saca a otro clavo. ¿Porqué no intentarlo? No tengo nada que perder, y tengo mucho que ganar. Tal vez... tal vez Luis.
Aunque pensándolo bien, Luis con tal de que me olvidara de Justin, hasta podría hacer un casting de chicos para mí.
Una sonrisa triste salió de mis labios. Cerré los ojos.
Pero como siempre, poco duró mi tranquilidad, casi salté en la cama cuando escuché un par de truenos, seguidos de unos relámpagos y supe que esto era lo peor que podía pasar.
¿Una tormenta ahora? por favor, no.
Suspiré y mordí mi labio con fuerza mientras abrazaba mi almohada y recordaba lo estúpido que le parecía a Justin, que yo temiera a las tormentas. Pero aún así, venía hasta mi cama y me abrazaba hasta que me dormía. Sollocé de nuevo, conciliando, o mas bien intentando conciliar el sueño y olvidarme de todo lo demás. Y ya acostada en la cama, con la luz totalmente apagada y los relámpagos entrando por mi ventana, me pregunté a mi misma, si algún día querría a alguien como quiero a Justin.
Si algún día podría olvidarle y tener a alguien más en mi vida.
Pero sin embargo, ni si quiera había formulado la pregunta, cuando ya sabía mi respuesta.
|| Narra Justin ||
El reloj marcó las 2:00 de la mañana.
Las 3:00. Las 4:00. Y yo aún no podía conciliar el sueño.
No entendía lo que verdaderamente tenía esa chica, para que yo me volviera loco. Para que cuando estaba con ella, no tuviera nada mas que preocuparme, que en verla sonreír.
Y que cuando ella lloraba, sentía como eran mis mejillas las que se mojaban. Mordí y gruní la almohada.
Necesitaba a Naira. De verdad que la necesitaba.
No pude evitar acordarme de las veces en las que la había echo sonreír, en las veces en las que había sentido sus manos en mi cuerpo, sus dedos acariciándome. En todos los momentos importantes de mi vida, que había vivido junto a ella.
Y tampoco pude evitar recordar, en la noche en la que nos entregamos mutuamente... la noche en la que la hice mía.
La noche en la que le entregué mi corazón, y en la que sabía que nada, ni nadie podía separarnos jamás. Pero, ahora, veo que en eso me equivoqué. Pero realmente pensaba que el causante iba a ser una tercera persona, pero lo cierto es que yo soy el único causante de que ella esté aquí. Suspiré y me di la vuelta.
Mirando al techo. Y supe que esta noche no podría dormir.
¿Esto era verdaderamente un final? ¡lo parecía!
Miré el reloj de nuevo, y este marcaba las 4:33.
Me levanté de la cama y fui directo al baño, pero cuando estaba apunto de entrar y abrir el grifo, sentí unos pequeños golpes en la puerta. Fruncí el ceño, y pensé que me lo había imaginado.
Entré al baño y me miré al espejo. Mañana iba a tener unas ojeras que me iban a llegar al suelo. Bufé.
Y volví a escuchar unos ruidos, provenientes de la puerta.
¿Alguien de verdad estaría tocando a mi puerta a las 4 y media de la madrugada? Me quedé paralizado, ¿Debía o no abrir?
Me decanté por la primera, no sabía quien podía ser, pero ¿Qué era lo peor que podía pasarme?. Caminé hacia la puerta y la abrí.
Y lo que vi detrás de ella, fue algo que me dejó paralizado.
Naira estaba detrás de esa puerta, con su pequeño pijama y su cabello suelto, cayéndole despreocupadamente por los hombros.
- ¿Qué haces aquí? - pregunté, y me autó-golpeé. ¿No se me ocurría nada mas que decir? Ella mordió su labio.
- No lo sé. Yo... yo no sé porque vine - murmuró rápidamente antes de darse la vuelta y tratar de dirigirse a su habitación.
Yo fruncí el ceño y cogí su brazo suavemente, tal solo un roce, y ella paró su andar. Se giró lentamente y yo la miré.
- ¿Quieres entrar? - pregunté mientras mi mano bajaba desde su brazo hasta su mano, ella miró el recorrido que esta hizo, y luego volvió a mirarme a los ojos. Asintió levemente y la conduje suavemente hacia dentro, cerrando la puerta detrás de ella.
Se dirigió hacia la cama, y se sentó allí, con sus piernas cruzadas y sus pequeños manos sujetando su cabeza.
Me acerqué y me senté a su lado, guardando las distancias.
No sabía realmente que pensar, ni el porque ella estaba aquí.
Pero de momento prefería no preguntar, y disfrutar de su compañía. Ella suspiró y jugueteó con sus manos.
- Siento lo de antes... estaba un poco fuera de control.
No quería echarte así... - susurró mientras observaba sus manos, y su voz sonó tan suave... apenas un susurro.
- Yo también lo siento - murmuré y ella levantó su mirada y me miró - No quería decir lo que dije. Estaba enfadado.
- No pasa nada, dijiste lo que pensabas - su voz sonó débil.
- No, Naira. Ni si quiera sabía lo que decía. No tiene sentido, porque yo volvería aunque me rompieras el corazón mil veces.
Sentí su mirada clavada en mis ojos, sus ojos se deslizaron por mi torso desnudo y luego un suspiro salió de sus labios.
- Justin...- sentí como sus mejillas tomaban color.
- ¿Quieres que me ponga una camisa? - pregunté mirándola, ella apartó su mirada de mí un momento y cerró sus ojos.
Yo me dispuse a levantarme, pero su mano me lo impidió.
La miré, y pude ver sus ojos llenos de deseo y amor, y realmente pensé que mi corazón iba a estallar. No sabía que hacer.
Pensaba que cuando llegara este momento lo sabría.
Es cuando llevas deseando algo tanto tiempo, que cuando pasa, no sabes realmente lo que hacer. Y eso es lo que me estaba pasando a mí ahora mismo. Su mano se deslizó por mi hombro, yo contuve el aire cuando sentí sus dedos acariciar mi pecho.
Sus manos subieron, y yo me di cuenta de que me había acercado cuando sentí su rodilla rozar la mía, ella tragó saliva y me miró a los ojos mientras su mano subía hasta acariciar mi cuello y mi cabello. Me estremecí bajo sus pequeños dedos.
- Naira... - sentí mis manos subir por su rodilla, y ni si quiera estaba seguro de como habían llegado hasta allí, ella suspiró.
- No puedo más con esto - susurró en mi oído - Me muero por tocarte Justin - murmuró mientras sus manos se enredaban en mi pelo, yo cerré los ojos con fuerza, ¿Estaba soñando?
- Bésame - dijo. Sus manos paseaban por mi pelo, yo la observe y frunci mis labios, confundido, perdido como un niño.
- ¿Qué?
- No me hagas repetirlo.
- Quiero oirlo.
- Que me beses - susurró, y tuve el impulso de hacerlo, ¡ella me lo estaba pidiendo! pero, ¿De verdad era lo que quería?
Suspire y me separe para mirarla. Ella rodo los ojos.
- No voy a besarte, si cuando termine de hacerlo, vas a salir corriendo y vas a hacer como si no hubiera pasado nada Naira.
Intenté ser lo menos duro posible, pero se me hizo imposible.
Me negaba a volver a pasar lo mismo que la otra vez.
- Si lo que tienes es un impulso, no me pidas que te bese, porque una vez que lo haga, no voy a parar.
Silencio. Otro. Observe sus ojos y ella los puso en blanco mientras ponia distancia entre nosotros, haciéndome arder bajo mi piel, por no sentir su contacto. Soltó un largo suspiro y desvio su mirada a el suelo, bufó.
- ¿Me estás diciendo que me dejo llevar por los impulsos?
- Eso es lo que dije.
- Eres un estúpido.
- Lo sé - miré sus labios, y me acerque a ella lentamente.
- ¿Por que cuando te digo que me beses no lo haces y ya esta? No te entiendo, no voy a pedirtelo nunca mas, como te atreves a... - ella callo cuando mis manos se envolvieron en su rostro y la atraje hacia mi boca, posé mis labios en los suyos, y acaricie su mejilla con la yema de mis dedos. La sentí sonreír bajo mi boca.
Dejó caer sus manos a ambos lados de su cuerpo mientras me besaba,me separe de ella y junte nuestras frentes mientras la observaba fijamente, ella abrió los ojos despacio.
Sentí como se impulsó otra vez a mis labios, pero esta vez la paré, observándola fijamente. Ella frunció su ceño.
- ¿Qué pasa? - preguntó mientras veía la expresión de mi rostro.
- Estoy esperando a que salgas corriendo, para quedarme lamentandome por haberte besado, y tener que volver a empezar contigo desde el princi ... - la escuché bufar y no me dejó terminar, ya que me empujó contra la cama y se subió encima.
Tragué saliva, cuando la sentí colocarse a horcajadas sobre mí.
Tenerla encima mia, en esa posicion no iba a ayudarme a rechazarla... ni por asomo.
- ¿Que estás haciendo? - pregunté, ella sonrió.
- Ya callate Justin - susurró divertida, antes de bajar a mi altura y deborar mis labios, paso sus manos por mi pecho antes de seguir bajando. Estaba nervioso, no sabia como reaccionar.
Pero tampoco me dio tiempo, porque mis manos ya aguantaban sus caderas y mi lengua jugaba con la suya. Me contuve hasta el punto de no tener mas aire para respirar, y con un movimiento brusco, cambie de posición, poniendola debajo,abrio las piernas para recibirme y gimió al sentir mi miembro, que ya había contestado a su propuesta, clavado en su entrepierna.
Me separe de ella, ya algo acalorado, me miro a los ojos, ahora rojos de la pasión, pase mis dedos por sus rojos labios, mientras ella no paraba de mover su pelvis. Tuve que concentrarme al máximo para poder hablar en vez de actuar, arrancarle la ropa, y hacerle el amor lo que quedaba de noche.
La mire. Me miro. Por el amor de dios, como la deseaba.
- ¿Esto que significa? - susurré con la voz ronca, ella dejó de frotarse contra mi y me dejó pensar con mas claridad.
- No se tu, pero yo esto lo veo como una segunda oportunidad - sus manos se enredaron en mi pelo, yo jadeé.
- ¿Segunda oportunidad para hacerte el amor ahora?
- No, segunda oportunidad para que me hagas el amor el resto de tu vida - sus manos se posaron en mi mejilla, y yo contuve el aliento. Ni si quiera un calentón podía con lo que acaba de decir.
Me autoconvenci de que esto no podía estar pasando, ¿de verdad me estaba dado una segunda oportunidad? Sus caricias me hicieron temblar. Hacia tiempo que no sentía sus caricias de esa forma, ella me sonrió, y esta vez con dulzura.
- ¿Qué dijiste? - escupí las palabras, ella río y me empujo para quitarme de encima, cuando lo hice se sentó de nuevo a horcajadas encima de mis piernas, pero esta vez sentados en la cama. Paso sus manos por mi cuello y me miro a los ojos con la dulzura que solía hacerlo, a una distancia de unos pocos centímetros, rozó su nariz con la mía y casi sin darme cuenta, mis manos se envolvieron en su cintura de nuevo, ella sonrió.
- Nada de peleas... Solo quiero estar contigo.
- Dime que no estoy soñando - cerré los ojos con fuerza.
Rió. Y su risa me lleno totalmente, y tuve que abrir los ojos para mirarla. ¡Dios! pensaba que este momento nunca iba a llegar.
- No estas soñando - susurró contra mis labios y yo sonreí - ¿Acaso esto pasa en tus sueños? - sonrió de nuevo.
Me separé de ella y pasé las yemas de mis dedos por su rostro, y sentí como si nunca me hubiera alejado, como si hubieramos estado juntos todo este tiempo de dolor y sufrimiento.
- Te sorprendería lo que pasa en mis sueños, donde tu eres la protagonista - ella sonrió y se detuvo por unos instantes antes de engancharse a mi cuello de nuevo y abrazarme.
No pude evitar dirigirme hacia su cuello, mientras ella se apretaba contra mi cuerpo, el olor de su cabello, y de su cuello me llenó por completo, y no pude evitar depositar mis labios.
- Pensaba que este momento no iba a llegar nunca - susurre contra la piel de su cuello. Ella se estremeció y se separó para mirarme a los ojos, mis manos acunaron su rostro.
La ropa empezó a sobrar entre nosotros en cuanto sentí el calor de su mirada en la mía. O la manera en la que mis manos se amoldaban a la perfección con cada curva de su cuerpo.
Sus besos se deslizaron por mi pecho, y tuve la necesidad de recostarla sobre la cama. Ella jadeó cuando mis labios se deslizaron por su cuello, y bajaron por su clavícula.
Mis manos rozaron la suave piel de su vientre y ella se estremeció, pasé mis manos por su espalda y desabroché su brassier, ella respiraba con dificultad en mi cuello.
La observé y ella se mordió el labio nerviosa, le sonreí y ella se apresuró a pasar sus manos por mis pantalones y mas que quitármelos, arrancármelos, y esta vez fui yo le que me estremecí cuando sus manos se dirigieron a mis boxers y tiró de ellos.
Mis manos se colaron dentro de su ropa interior y ella se arqueó, chocando su pecho contra el mío, la escuché gemir debajo de mi cuando tiré de su ropa interior y esta calló al suelo.
La observé antes de adentrarme dentro de ella, y ella tenía los ojos cerrados. La observé unos segundos y deposité un suave beso en sus labios, podía escuchar los latidos de su corazón.
- Mírame Naira, abre los ojos - susurré, ella abrió los ojos lentamente y deslizó sus manos por mi espalda cuando contrametí dentro de ella, aparté su cabello de su cuello, apartándolo de mi camino, y deposité un camino de besos.
Se arqueó de nuevo, una vez estuve totalmente dentro de ella, mi mano se deslizó por su espalda, atraiéndola hacía mí.
- Shh, tranquila - murmuré en su oído, ella se dejó caer en el colchón y sus ojos se clavaron en los míos - ¿te duele? - pregunté pero no obtuve respuesta - Naira, ¿te duele?
Abrió la boca para decir algo, pero un gemido sustituyeron a sus palabras, rápidamente, ella negó con la cabeza, y comenzó a mover sus caderas a el compás de el vaivén de mis movimientos, la sentí arquearse y su cuello quedó a mi disposición, lo mordisqueé considerablemente.
Y cuando la escuché gemir debajo de mí, supe que no iba a sentir nada mejor que esto en toda mi vida, porque esto, no se podía comparar con ninguna sensación en el mundo.

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