lunes, 13 de agosto de 2012

Capítulo {135} : A 1000000 pies de altura.


|| Narra Justin ||
En unos minutos después, nos encontrábamos enredados entre las sabanas de mi cama, podía sentir su tranquila respiración, y como se estremecía su piel, debajo de mis dedos acariciándola.
En cambio yo, sentía que la piel de mi pecho ardía debajo de su mano, que me acariciaba también, no habíamos hablado desde entonces, pero tampoco hacía falta.
Cabe decir que esta era la mejor noche de toda mi vida, la sentí moverse un poco encima de mi cuerpo y la observé.
- Naira - dulcemente ella se estrechó aún mas contra mi pecho.
- ¿Hmm?
- El motivo por el que decidiste acudir a mi, no tiene nada que ver con la tormenta. ¿no? - mi voz sonó divertida, ella rió entre mis brazos y alzó su cabeza para mirarme, proseguí - porque recuerdo lo que te gustaba hacer las noches de tormenta.
- ¿Ah sí? - musitó y apoyó un codo en la almohada, mientras que su otra mano, vagaba por mi pecho, sonrió - Yo no lo recuerdo.
- ¿Te refresco la memoria? - esta vez fui yo el que apoyó un codo en la almohada y me acerqué a ella, sentí mi nariz rozar la suya y ella mantuvo su posición, llegué a su cuello, del cuál absorbí su aroma. Me deleité en él, oliendo cada parte, hasta que finalmente deposité unos cuantos besos húmedos justo debajo de su oreja.
Sentí sus manos en mi espalda y una de ellas se perdió entre mi cabello, suspiró cuando mordí ligeramente su cuello y se separó de mi para mirarme, no por mucho tiempo, porque nuestros labios en cuestión de segundos estaban unidos.
Sonrió entre mis labios y yo hice lo mismo, aunque con el tiempo, el beso fue cobrando vida, sobre todo, cuando su lengua se deslizó entre mi boca, la sentí gemir entre mis labios cuando mi mano se deslizó por su vientre, y se separó de mis labios.
En menos de dos segundos me encontraba encima de ella, besando su cuello y esta vez un poco mas abajo, justo en el valle de sus senos. Ella rió entre dientes, debido a la excitación.
Y sentí sus manos atraerme hacia arriba cuando mi boca se deslizó entre su vientre. Miré sus ojos y con un movimiento brusco cambió de posición, colocándose esta vez ella encima de mí. Esta vez el que gemí fui yo, inconscientemente, ya que nada mas que una sabana y la tela de mis boxers separaba nuestros cuerpos. Pasó sus manos por mi cabello, y se acercó a mi, entreabrí mis labios, pero para mi sorpresa lo único que conseguí fue un beso en la mejilla. Sonrió y se separó.
- No ahora, Romeo.
Sentí su mano despeinándome antes de que se levantara de encima de mí con total naturalidad y comenzara a vestirse.
Me quedé totalmente aturdido observando su cuerpo, y como sus manos paseaban por el, hasta que me percaté de lo que hacía.
Observé el reloj de mi mesa de noche y eran las 5 de la mañana.
Observé también cada uno de sus movimientos y como buscaba su camiseta de pijama entre las sábanas, hasta que la divisó al otro lado de la habitación. Intentó levantarse, pero mi mano se lo impidió, haciendo que cayera de nuevo a la cama.
Me observó, divertida.
- ¿A donde crees que vas, Julieta? - soltó una risita.
- A mi cuarto, por supuesto. ¿A donde mas voy a ir a estas horas? - dijo de forma totalmente obvia, sonreí y tiré de su brazo esta vez, acercándola aún mas a mí, besé sus labios dulcemente.
- De vuelta a mi cama, por ejemplo - ella negó tontamente mientras sonreía, la imité - ¿Como que no?
- Tu y yo sabemos, pequeño Justin, que si me quedo aqui, lo último que haremos será dormir.... - deslizó una mano por mi pecho, haciéndome caer de nuevo a la cama - Y además, podría montarse una tremenda si cuando vayan a despertarme por la mañana no estuviera en mi habitación. ¿No lo crees?
La observé unos segundos y puse cara de pensativo, ella rió.
- A la primera razón no le veo problema... pero la segunda si podría serlo. Así que está bien. Puedes irte a tu cuarto a dormir, pero esto - señalé su camisa - me la quedo yo.
- ¿Para que quieres mi camisa? - preguntó divertida, me senté en la cama y me acerqué a ella, acaricié su mejilla con dulzura.
- Quiero tener una buena razón, para saber que volverás conmigo mañana por la noche - musité, esta vez mas serio. Ella hizo una mueca y se separó un poco para mirarme a los ojos.
- No necesitas mi camisa para saber, que volveré todas las noches contigo - sonrió y me besó - Mañana - me besó de nuevo - pasado - me besó - y el otro... y el otro - volvió a besarme - Todos y cada uno de los días de mi vida, volvería contigo, ¿entiendes? - preguntó mirando mis ojos, pero yo ya me había perdido en los suyos desde el segundo beso - Así que si no me vas a dar mi camisa, será mejor que me vaya, si espero un poco mas, puede que haya alguien en el pasillo, y no creo que sea apropiado que me viera en sujetador - rió antes de levantarse de la cama y recogerse el pelo en una coleta, la observé con cara de tonto y cuando acabó me miró unos segundos, hasta que rió.
- ¿Qué me miras? - ladeó su cabeza y yo sonreí.
- Nada - ella sonrió esta vez - tienes razón, no me gustaría que nadie te viera en sujetador, por eso te vas a llevar una de mis camisas - murmuré y ella asintió mientras se dirigía hacia mi armario. Ni si quiera tuve que decirle cual podía o no elegir.
La observé unos segundos, mientras observaba mis camisas, sacó dos de ellas y las puso enfrente de su cuerpo.
- ¿ Cual me llevo? - sonrió - ¿la azul o la blanca? - preguntó, aunque tanto ella como yo, sabíamos lo que iba a ocurrir.
- La azul - ella observó la camisa y como yo esperaba fue esa la que guardó en el armario, la vi colocándose la camisa blanca y sonreí - ¿para que me preguntas si no me haces caso?
Ella rió y se acercó a mi despacio y me sorprendí cuando mis brazos se abrieron automáticamente para recibirla, sentí sus labios sobre los míos y en una fracción de dos segundos se separó, yo fruncí el ceño y la acerqué a mi de nuevo, ella sonrió y me besó, otra vez, paseó sus manos por mi cuello.
- Buenas noches, preciosa - musité y besé su mejilla, ella se separó de mi, aún sonriendo y caminó con paso firme a la puerta.
Una vez allí se giró para mirarme y me sonrió de nuevo.
- Buenas noches, Justin - musitó antes de cerrar la puerta y deseparecer tras ella. Me autoconvenví que no iba a marcharse.
Que esta vez iba a quedarse conmigo y que yo iba a hacer todo lo posible para hacerla sonreír todos los segundos que compartiera conmigo. Nada mas que su sonrisa, me hacia feliz a mí.
Observé mi cama y vi como había dejado su camisa encima de esta, sonreí como un tonto y me tapé la cara con ella, en un segundo todo su olor se deslizó por mis fosas nasales.
Como te extrañaba, Naira.
|| Narra Naira ||
Fui corriendo para que nadie me viera, y de puntillas para que nadie me oyera, hasta llegar a mi cuarto. Pasé la llave.
Una vez dentro, me apoyé en la puerta, con los ojos cerrados y sonreí como una tonta, este sin duda era el mejor día de mi vida.
Me dirigí hacia la cama y me tapé hasta arriba, me puse de lado, boca arriba, boca abajo.... de todas las formas posibles.
Y lo único que pasaba por mi cabeza eran sus manos acariciando mi cuerpo, sus labios besando los míos, y el momento en el que nos habíamos unido de nuevo.
Cerré los ojos con fuerza, para evitar levantarme de la cama e ir a su cama de nuevo, pero no exactamente para dormir.
Suspiré y cuando lo hice, el olor de la camiseta de Justin me embriagó, sonreí de nuevo, y me acurruqué aun mas.
Con su camisa puesta, y su olor envolviéndome, en menos de 10 minutos sentí como el sueño llegaba a mi cuerpo.
Cuerpo que Justin minutos antes, había tocado y besado.
Volví a sonreír.
Como te extrañaba, Justin.
· Horas después.
El despertador sonó justo en la mesilla de noche, con los ojos aun cerrados lo apagué y di media vuelta en la cama.
Cuando lo hice, recordé lo de anoche, y no me faltaron ni diez segundos para levantarme de un salto de la cama.
Me dirigí al baño, me duché y me arreglé para el día de hoy, que algo me decía que iba a hacer muy especial.
Una vez vestida y peinada tocaron a mi puerta, hoy volaríamos hacia Europa, para continuar allí la gira y allí acabaría.
Fui corriendo a abrir la puerta y Dan estaba detrás de ella.
- ¡Buenos días! abajo está el desayuno y mientras tanto, vendrán a recoger tus maletas y llevarlas hasta el coche.
Yo sonreí y asentí ligeramente mientras cogía mi teléfono y salía de la habitación, cuando lo hice no pude evitar echar una mirada hacia la habitación cerrada de Justin. Sonreí y cogí el ascensor para llegar a la sala donde todos desayunaban.
Para mi sorpresa allí no había nadie, mas que unos zumos de naranja y unos cuantos panecillos en una mesa.
Encogí mis hombros y cogí un vaso de zumo y un panecillo mientras observaba mi teléfono móvil.
En unos segundos, sentí a alguien justo detrás de mi, su aliento en mi cuello y sus manos envolviendo mi cintura. Sonreí.
- Extrañe tu cuerpo anoche... - susurró antes de depositar un beso en mi cuello, me estremecí, pero... ¿como te sentirías al decirte que dormí con tu camisa entre mis manos? - sonreí aún mas y me giré para mirarle la cara, el me sonrió.
- Igual que te sentirías tú, si yo te dijera que yo dormí con la tuya en mi cuerpo - murmuré y no pude casi terminar mi frase, porque sus labios se envolvían entre los míos en cuestión de segundos.
Solté el vaso de zumo en la mesa y enredé mis manos en su cuello, sus manos se deslizaron por mi cintura, atrayéndome a él.
- Buenas días, princesa - susurró entre mis labios, yo sonreí y me colgué aun mas de su cuello, besándolo de nuevo.
- Buenos días - murmuré y me dio un beso sonoro antes de separarse de mi, coger un panecillo y meterselo en la boca.
Me apoyé en la mesa mientras lo observaba comer, en unos segundos escuché el murmullo de gente, y Angela acompañada de mas gente entraron en el comedor, Justin no volteó a mirarlos, me observó a mi y se acercó de nuevo, pero yo me senté en la silla, esquivando sus manos. Frunció el ceño y cogió otra de las sillas para sentarse justo al lado mío, me acarició la mejilla.
- ¿Pasa algo, bonita?
- No hemos hablado de lo que le diremos a la gente... quiero decir... ¿como deberíamos comportarnos? ¿Es oficial? - murmuré mientras observaba mis manos, sentí su mirada divertida clavada en mi rostro, levanté la mirada y lo observé sonriendo, hice una mueca y rió - ¿Qué es tan gracioso?
- Nena, es oficial desde que anoche tocaste a mi puerta - susurró y pasó un mechón de mi pelo detrás de mi oreja, se acercó aun mas - Y déjame decirte que todavía fue mas oficial, cuando te hice mía - susurró esta vez en mi oído, yo sonreí.
- Bueno, si ya es tan oficial, tu mismo podrías encargarte de decírselo a todos, ¿no? - pregunté aún cerca, el rió.
- Podría... pero no ahora. Quiero pasar el resto del día contigo.
Creo que cuando vean que no paro de besarte, se darán cuenta de que... - paró de hablar cuando mis labios rozaron los suyos.
- No será difícil pasar el resto del día conmigo, ya que vamos a pasarlo en un avión - murmuré aún entre sus labios, el sonrió.
- Esa, señorita Naira, es la primera sorpresa el día.
- ¿A que te refieres? - pregunté mientras sonreía, el hizo que me levantara y me sentara en sus piernas, y yo lo obedecí.
- Tu y yo, iremos solos en mi avión, hacia Europa, mientras todo el equipo va en uno público - ronroneó entre mis labios, sonreí.
- ¿Y eso porqué? - enredé mis dedos en su cabello.
- Porque me muero de ganas de hacerte el amor a 1000000 pies de altura, ¿te parece una buena razón? - susurró, yo reí y me levanté de sus piernas, dándole la mano para me imitara.
- Muy buena razón.
____________________________-
Unas horas después, nos adentrábamos en el aeropuerto, y como Justin y yo habíamos intuido, la mitad el equipo ya se había dado cuenta de que estábamos juntos de nuevo.
Mas aún, cuando supieron que viajaríamos solos hasta Europa, bueno... no exactamente solos. Kenny y el piloto nos acompañarían. ¿Quien iba a pilotar el avión si no?
Una vez dentro, vimos una película, quizás dos.
Cuando esta termino, me removí en mi sitio y observé a Justin, que observaba con atención la televisión del avión, que eran cinco veces mas grande que la que yo tenía en mi casa.
- Justin.... - susurré y el me observó - ¿ a que hora llegaremos?
- En unas cuantas horas... ¿porqué? - preguntó mientras sus dedos se perdían entre mis cabellos, yo encogí mis hombros.
- Ya no quiero ver mas pelis... - canturreé y me escondí entre su cuello, el sonrió y pasó sus brazos por mi cintura, envolviéndome.
- ¿Y que quiere hacer la princesa? - preguntó, yo me separé de él.
- ¡Justin! - musité cuando miré el reloj de mi muñeca.
- ¿Qué pasa? - preguntó extrañado.
- ¿Sabes que hora es?
- Las cinco y media - murmuró después de mirar mi reloj.
- ¿¡Sabes cuantas horas hace que no hacemos el amor?! - exclamé, el abrió mucho los ojos y acto seguido frunció el ceño.
- Mmmm siete, ocho...¿nueve horas?
- Nueve horas y diez Justin.
- Mmmm - murmuró mientras se acercaba a mí.
- ¿Entonces?
- Pues aver déjame pensar.... - susurró mientras se subía encima de mí y quitaba mi camiseta - se me ocurrirá algo seguro.
Y en cuestión de segundos su boca envolvía mi boca de nuevo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario