lunes, 13 de agosto de 2012

Capítulo {136, parte 2} : "Amor. Amor a mi manera"


|| Sigue narrando Justin ||
- ¿A dónde? - preguntó y yo acuné su rostro entre mis manos.
- Quiero enseñarte algo.
- Pero ya es tarde, Justin.
- No vamos a salir del hotel, cariño - murmuré observándola.
Ella me observó y mordió su labio antes de acercarse mas a mí.
Rozó su nariz ligeramente con la mía y suspiramos a la vez.
- ¿Entonces vienes? - susurré casi entre sus labios.
Ella enredó sus manos en mi cuello y me atrajo a su boca, de la misma forma que mis manos pasearon por su espalda.
Posó sus labios en los míos, inconsciente de lo que eso me provocaba y yo incliné mi cabeza para besarle correctamente.
Pero antes de que eso ocurriera, sus labios se separaron y sus ojos me observaron atentamente con la ternura que desprendían.
Escuchamos ruidos en las escaleras, pasé mis brazos por los suyos y los descolgué de mi cuello para segundos después cogerle la mano, cerrar la puerta y adentrarnos en las escaleras hacia arriba. Ella me miró con el ceño fruncido y tiré de ella.
Subimos unas cuantas escaleras hasta llegar a la plata mas alta del edificio, ella con la respiración agitada me miró.
- ¿No podíamos haber subido en el ascensor?
- El ascensor no llega hasta aquí arriba - ella puso los ojos en blanco y tiré de ella una vez mas para entrar por una gran puerta.
Sonreí y la abrí la puerta para que pasara ella primero, cuando lo hizo abrió sus ojos atentamente, puesto que desde ahí arriba, se veía casi todo Berlín. Cerré la puerta a mis espaldas y me acerqué a ella, que se acercaba al final de aquella azotea.
La alcancé y me puse a su lado, ella miró hacia el cielo.
- Vaya - musitó sorprendida y se giró para mirarme - ¡Hoy hay luna ella! - exclamó mientras me miraba, yo sonreí.
- Lo sé.
- ¿Como descubriste este lugar?
- Es la segunda vez que vengo a Berlín y me hospedo aquí.
La primera vez, fue antes de conocerte - ella me miró atenta - Solo vine para una promoción, no de gira, pero fue genial.
Una noche estaba solo en mi habitación, y decidí subir hasta la última planta, pero me llamó la atención que el ascensor solo llegará a la planta 26, cuando las escaleras seguían hacia arriba.
- Se ve todo desde aquí arriba. Es impresionante.
- Naira... - ella me observó atenta y yo me acerqué - sobre lo de antes, lo de la cena... bueno.... lo de Angela, ella... bueno... - su risa me interrumpió y tuve la necesidad de acercarme más.
- No me importa - susurró y se acercó aun mas a mí, pasó sus manos por mi rostro y sonrió - ella no me importa. Es mas. No hables - susurró y junto su frente con la mía - Solo bésame.
Pasé mis manos por su mejilla sonrojada antes de atender a su orden. Mis labios rozaron los suyos y cuando ella entreabrió su boca ante la mía, mi lengua paseó entre sus labios, delineando cada parte de ellos. Naira sonrió y pasó sus brazos por mi cuello, acercándome mas a ella y haciendo que nuestros pechos se juntaran por completo. Mis manos bajaron de sus mejillas hasta sus caderas, y mis labios se unieron a los suyos en un beso.
Sentí como sus dedos paseaban por mi nuca y como su lengua se hacía paso en mi boca, acariciando ligeramente la mía.
En un pequeño movimiento la subí en el muro y abrí sus piernas para colocarme entre ellas. Cuando lo hice ella suspiró.
El besó se intensificó una vez que sus manos bajaron de mi nuca hacia mi abdomen, pasando por mi cadera y apretándome contra su cuerpo. Me separé de sus labios y se dirigieron a su cuello.
Sentí un par de suspiros cuando mis manos acariciaron sus muslos por encima de ese pantalón vaquero, sonrió cuando mi manos llegaron a su entrepierna y las apartó débilmente.
Sentí la necesidad de mirarla a los ojos y ella rió ligeramente.
- Justin, para. No hacemos otra cosa que tener sexo en cualquier parte - murmuró riendo mientras me observaba, yo sonreí.
- Yo lo llamo hacer el amor, preciosa.
- Pues yo lo llamo estar mas salido que le pico de una mesa - murmuró divertida, yo solté una carcajada sonora.
Paseó sus manos por mi pecho y me empujó ligeramente, para bajarse del muro y observar bien la ciudad desde arriba.
Estuvimos un buen rato allí arriba, charlando y observándolo todo desde arriba. Simplemente esto era mejor que en mi sueños.
Estaba mas que seguro que lo que estaba sintiendo era amor.
Quizás no era el amor del que hablan en las películas, ni en las novelas, ni tampoco en todas las canciones de amor.
Pero sin embargo era amor a mi manera.
Y realmente, en ese instante supe que ella nunca encontraría a alguien que pudiera amarla como yo lo hago. Jamás.
No conté el tiempo que estuvimos allí arriba, pero enseguida bajamos, ya estaba haciendo mucho frío y era tarde.
Se apoyó de espaldas a la puerta de su habitación y me observó, me acerqué a ella y posé mis manos a ambos lados de su cuerpo, apoyando ligeramente mis manos contra la puerta.
Ella me sonrió, pero acto seguido gruñó por lo bajo, la observé.
- ¿Qué tienes? - susurré bajito, para que nadie nos escuchara.
- Es solo que... me está doliendo un poco la barriga.
- ¿Porqué? ¿te sentó mal la cena?
Ella negó con la cabeza y soltó otro quejido, cerró los ojos y agachó ligeramente su cabeza. Empecé a preocuparme.
- Eh - coloqué mis dedos en su barbilla y la obligué a mirarme - dame la tarjeta y te tumbas a ver si se te pasa.
|| Narra Naira ||
Sus deseos son órdenes.
Cuando me di cuenta, estaba tumbada en la cama, revuelta entre las sábanas con los ojos entreabiertos, observando a Justin sentarse justo a mi lado en la cama. Acarició mi mejilla.
Le sonreí, pero de pronto me dio otro pinchazo. Gruñí.
- Voy a llevarte al hospital.
- ¿Qué?... no. No quiero ir al hospital.
- Pero te estás retorciendo de dolor, Naira - murmuró preocupado, yo sonreí y me puse boca arriba para mirarlo.
- Son solo dolores menstruales Justin, no voy a morirme.
Me observó atentamente unos segundos, yo cerré mis ojos.
Cuando los volví a abrir observé como Justin se deslizaba por las pies de la cama, hasta llegar a mí, lo observé atenta.
- ¿Qué haces?
- Voy a intentar que ese dolor desaparezca - colocó una mano en mi rodilla y le dio un ligero toque para separarla de la otra.
Se colocó de rodillas entre mis piernas y me sonrió.
Noté sus manos en mi cintura y acto seguido sus dedos en mi camiseta, arrastrándola por encima de mi piel mientras poco a poco la subía haciendo que mi piel ardiera bajo sus dedos.
- Justin, esta noche no... - musité ligeramente pero antes de que pudiera terminar la frase, se levantó sobre sus rodillas y colocó brazo y brazo a lado y lado de mi cuerpo. Lo miré a los ojos.
Se agachó y rozó sus labios con los míos, suspiré entre ellos.
- Relájate, ¿vale? - suspiré.
Intenté hacerle caso pero sus intenciones me ponían nerviosa y realmente solo tenía ganas de hacerme un ovillo y que el dolor desapareciera, pero el está literalmente encima de mí.
Cerré los ojos, haciendo caso a lo que él me decía.
Acarició mi mejilla con suavidad y después dejó un tierno beso en mis labios. En cuanto noté que me dejaba volví a abrir los ojos y lo observé mientras se deslizaba por mi cuerpo hasta colocarse de nuevo entre mis piernas. Comenzó a levantar mi camiseta al mismo tiempo en el que sus dedos me acariciaban.
Mordí mi labio cuando sus dedos pararon antes de llegar a mi sujetador. Posé de nuevo la cabeza en la almohada. Suspiré.
Pasó un dedo por mi vientre, dibujando algo sin sentido, lo cual me puso la piel de gallina, y entonces solté un gemido cuando sentí como sus dedos inocentes rozaban mi ombligo.
Sentí como sus dedos acariciaban mi vientre, subían y bajaban sin cesar poniéndome la piel de gallina y justo entonces, solté un gemido. Sus labios acariciaron mi piel. Me besó. Me besó el vientre. Una y otra vez. Gemí. Besuqueó mi estómago y dejó un largo recorrido de besitos por todas partes, haciendo que el dolor fuera lo de menos en el momento en el que me besó.
Lo observé, observé como besaba cada parte de mi vientre y me obligué a mi misma a volver a dejar caer mi cabeza entre la almohada. Jadeé. Beso mi ombligo, una y otra vez.
Sus labios bajaron un poco más y sentí como bajaba mis pantalones solo un poco, para dejar un dulce beso justo ahí.
Tuve la necesidad de meter mis dedos entre sus cabellos.
Despeinándolo y revolviéndole el cabello mientras el dejaba un camino de pequeños y húmedos besos por todo mi vientre.
Suspiré cuando sentí su boca subir ligeramente hacia mi rostro y como dejó un beso en mi frente antes de tumbarse a mi lado.
Sentí su respiración contra mi cuello mientras las caricias que me proporcionaba me hacían olvidarme del dolor.
Y así con sus dedos acariciándome y sus labios dejando besos húmedos por mi mejilla y por mi cuello, con ninguna otra intención de que el dolor desapareciera y me sintiera bien.
Recordé el porqué me había enamorado de él.
Y quizás no era amor incodicional, quizás no era el amor de Romeo y Juliera. Tal vez no es cosa del destino estar juntos.
Y tampoco estamos en un trasatlántico viviendo nuestro amor.
Pero de lo que no cabía duda era que esta era mi propia historia de amor. Y aunque no amara como Julieta amaba a Romeo.
Ni como Rose amaba a Jack.
El amor que yo sentía por Justin, era amor.
Amor a mi manera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario