miércoles, 22 de febrero de 2012

· Capítulo {128} : De aquí a China.

Empieza el Maratón girls.. espero que os guste.
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No despegué mis ojos de ese papel que sostenían mis manos en un buen rato, me olvidé de todo lo demás.
Me tomé mi tiempo para observar de nuevo la habitación y darme cuenta de que esto era real, de que esto estaba sucediendo.
Di un último vistazo, donde no había ninguna parte donde no hubiera una bella flor, cuando me di cuenta, había dado una vuelta en mi misma y me encontraba en el mismo sitio anterior.
Mi mirada se dirigió hacia el final de la habitación, donde Dan, aun sostenía la maleta y miraba todo con una expresión inescrutable, con los ojos como platos y parecía estar buscando una buena explicación para que la habitación estuviera llena de lindas flores amarillas, me miró de nuevo, esperando a que le explicara de que iba todo esto, pero... yo no dije nada.
No sabía que decir aunque no sabía si había algo que decir.
- ¿Qué es todo esto? - preguntó, sin apartar la vista de la habitación ni un segundo, yo abrí la boca para decir algo, pero lo único que salió de ella, fue un gemido de... ¿dolor? ¿ frustración? ambas cosas, anhelo, y muchos sentimientos revoloteaban por mi cuerpo sin permiso. ¡No quería sentir esas cosas!
Miré a Dan que me miraba, esperando, por lo que carraspeé y me obligué a mi misma a decir algo coherente y entendible.
Pensé miles de cosas que decirle, pero solo una salió de mi boca:
- Justin - murmuré y voz sonó algo ronca, el abrió tanto los ojos que pensé que se le iban a salir de sus órbitas.
- ¿Justin ha hecho esto? - preguntó y yo asentí, levemente - Vaya, que bonito - murmuró apollandose en la puerta, fruncí el ceño.
¿¡Que bonito?! Pues claro que lo era, por eso no me hacía gracia esta situación, puesto que no sabía como tenía que sentirme.
- ¿No es bonito Naira? - preguntó Dan y yo mordí mi labio.
¿Se habían puesto todos de acuerdo para hacerme sentir mal?
Mire de nuevo las flores e inhale su dulce olor una vez mas antes de darme la vuelta y enfrentarme a los ojos de Dan, que esperaban una buena respuesta.
Tragué saliva, antes de parecer totalmente indiferente frente a sus ojos, y dejé caer la carta de reconquista a un lado de mi cama. Me encogí de hombros mientras me acercaba para coger la maleta y meterla en la habitación, intenté hablar al mismo tiempo que hacía eso; así no se notaría lo que verdaderamente quería decirle.
- No está mal - mascullé intentando que no me temblara la voz - He visto cosas mejores ¿Sabes? - pregunté y el me miró fijamente supe que no entendía nada - Pero ¿que mas da? ahora si no te importa... me gustaría terminar de instalarme - mascullé antes de recostar la maleta en el suelo y mirarlo a los ojos.
Supe que aunque el estuviera extrañado de mi comportamiento, sabía que no era eso lo que quería decir, sabía que esto era lo mas bonito que alguien podría hacerme y me haría jamas.
Pero no iba a dejárselo ver, no iba a mostrarme débil.
- Naira sabes que Justin ... - su nombre me provocó escalofríos por todo el cuerpo, pero antes de que siguiera, le interrumpí.
- No me importa Dan, de verdad.
- Sabes que puedes ser sincera conmigo, ¿verdad?
- Lo estoy siendo - murmuré y seguí hablando antes que el comenzara con una de sus charlas magistrales - ¿puedo pedirte un favor? - pregunté mientras jugueteaba con mis manos, el asintió - No te vayas lejos, cuando termine de instalarme, me gustaría que sacasen este jardín de mi cuarto - murmuré y esta vez me di la vuelta, porque mi voz comenzó a temblar en unos segundos de lo cruel e indiferente que sonaban mis palabras.
- Esta bien, estaré por aquí cerca - murmuró antes de salir de la habitación y cerrar la puerta a sus espaldas.
Cuando lo hizo suspiré y me tiré literalmente a la cama, cerré los ojos e intenté que no me pareciera todo tan terrible y que este dolor, que tenía en mi pecho, no aumentara cuando volviera a abrir los ojos y encontrarme con mi jardín particular.
Me obligué a mi misma a contar hasta diez, quizás veinte, y a abrir los ojos para enfrentarme con la realidad, miré a mi alrededor.
Miré a mi derecha, flores.
Miré a mi izquierda, flores.
¡Mierda! ¿Porque tenía ganas de salir corriendo a buscarle? ¿Qué clase de persona deja un país para olvidar a el amor de su vida que le ha roto el corazón y vuelve para ser reconquistada?
Por que aunque deseara con todas mis fuerzas no sentirlo, lo sentía. Sentía el amor que la simple acción de llenar mi habitación de flores, me producía en todo mi cuerpo.
Sentía el amor, en mis manos, en mis pies, en cada respiración que daba y en cada pestañeo. Sentía cada trozo de mi corazón roto, latiendo con fuerza, como si quisiera salir de dentro.
Si esto fuera una película, y la protagonista fuera una dulce chica enamorada, con un corazón de oro y nada de rencor en su ser, saldría de esa habitación y buscaría a el amor de su vida, para abrazarle, besarle y decirle lo mucho que lo amaba.
Pero ni esto es una película, ni yo soy esa chica, por lo que mire a mi alrededor una vez mas, y una sonrisa dolorosa salio de mi boca, me senté en la cama y me quedé mirandolo todo.
No recuerdo cuando tiempo pasó, pero tocaron a la puerta y parpadeé varias veces, como si hubiera estado en otro mundo.
Me levanté de la cama y abrí la puerta.
Al otro lado se encontraba una chica de pelo corto y rubio, que me miraba con sus grandes y bonitos ojos claros; me sonrió.
- ¿Ya te has instalado? el señor Kanter me ha mandado aquí a recoger algo - murmuró mirando por encima de mi cabeza hacia la habitación, giré mi cabeza y miré de nuevo la habitación.
La mujer pasó una mano por la puerta, acto seguido de pedir permiso y entró en ella, dejando a Naira en la puerta.
A la muer rubia de ojos grandes se le quedo la misma cara que seguramente se me tendría que haber quedado a mí.
Si decir nada, se agachó y comenzó a coger las flores, pero antes de que ella lo hiciera, algo dentro de mi se encendió.
- ¡No! - mascullé y ella paró en seco mirándome, carraspeé - quiero decir, no quiero... no... ya lo hago yo.
- Oh, no es ninguna molestia para mí, linda - murmuró esa mujer volviéndose a agachar, yo cerré los ojos con fuerza.
- Pare por favor - murmuré con voz de súplica y ella se puso en pie, mirándome con ojos dulces - no quiero hacerlo.
- Pero señorita, el señor Kanter me dijo que .. - le interrumpí.
- Se que te lo dijo, porque yo le mande a que te lo dijera, pero he cambiado de opinión, así que si no le importa... - murmuré casi echándola y cerrando la puerta rápidamente a sus espaldas.
Naira se hizo la indiferente mientras se dirigía al baño, con mucho cuidado de no pisar ninguna linda flor que se encontraba esparcida por el suelo de esa habitación.
¿Para que trataba de engañarse? eso no iba a recogerlo ella, pero nadie iba a hacerlo; no aún. Ella quería que estuvieran ahí.
(Narra Justin)
Me dejé caer en la cama una vez mas, esperando que alguien me sacara de esta habitación y me diera buenas noticias.
Miré al techo antes de cerrar los ojos y pensar en su rostro.
Su siete sonrisas, y que todas y cada una de ellas eran diferentes y especiales a su manera; toda ella era especial.
Suspiré al sentir unas manos acaricíandome el cuello, cogí aire y lo deje allí, puesto que no había escuchado ni la puerta.
Cerré aún mas los ojos, si esto era una sueño, no quería despertar. Sus manos siguieron acariciándome, entrelazando sus dedos en mis cabellos, como ella amaba hacerlo, y yo amaba que ella lo hiciera... se sentía tan bien... lo añoraba tanto.
Sentí sus manos esta vez bajar por mi espalda, como cuando yo la acariciaba a ella, con la yema de mis dedos, paseando por su espalda desnuda cuando la había tenido entre mis brazos.
Abrí mis ojos de golpe al escuchar la puerta sonar.
Me senté en la cama y miré hacia al rededor.
Sacudí mi cabeza al darme cuenta de que ya me estaba volviendo completamente loco y soñaba despierto con ella.
Abrí la puerta y por ella entró Dan, con una sonrisa en su cara.
Yo cerré la puerta y me volví para mirarlo, el soltó una carcajada.
- ¡No sabía que estabas echo un romanticón! deberías haber visto la cara que se le quedó a Naira cuando... - le interrumpí.
- ¿La has visto? - pregunté frunciendo el ceño, el asintió.
- Estaba con ella, cuando abrió la puerta de su habitación y se encontró con un jardín botánico. Ahora dime, ¿De que peli has sacado eso? - preguntó Dan sentándose a mi lado, reí.
- Cállate y dime si le ha gustado.
- Bueno, no se si le ha gustado, pero parecía muy confundida cuando me mandó a que alguien lo recogiera, y parecía igual de confundida cuando la chica fue a limpiarlo y ella no lo permitió.
- ¿No lo permitió? - pregunté y este negó con la cabeza.
- No, y parecía muy decidida en que nadie iba a tocar su jardín - murmuró y se echó a reír con fuerza, yo no pude evitar sonreír.
- Pero yo no cantaría victoria muy rápido, en cuestión de segundos se ha puesto como una fiera - murmuró y yo sonreí.
A ella la habían gustado, miré a Dan y este frunció el ceño.
- ¿Donde está?
- No lo se, tenía ensayo ahora, así que supongo.. - le interrumpí.
- ¿Donde es que ella ensaya?
- Bueno, es en el estudio que está en la planta de abajo, ¿no lo recuerdas? te lo dije el día que cogimos este hotel - murmuró pero yo ya estaba dirigiéndome hacia la puerta - ¡Justin! - exclamó y yo me giré mientras colocaba mi chaqueta.
- Suerte amigo - exclamó y yo volví a sonreír.
- La voy a necesitar - susurré para mí mientras cerraba la puerta y me dirigía hacia la del ascensor, mi mayor hobbie.
Suspiré al mirar todo esto, intentaba no estar mal, quería que ella volviera a estar conmigo, debería ser positivo.
¿Pero como ser positivo? lo unico que deseo es que ella quiera estar conmigo tambien, que no me haya olvidado y que esto que estoy haciendo no le cause ningun daño, ninguno.
Suspiré de nuevo y cogí aire, soltandolo lentamente.
Pulse la primera planta, y como si de una película se tratara, este gesto me llevo a otro momento y a otro lugar.. con ella.
*Flash back*
Ella no paraba de reír y eso incluso me gustaba mas.
Pulsé su planta y la acerqué a mi de nuevo, acariciando su pelo y con sus preciosos ojos observándome, me sentí tan especial.
- ¿Sabes? - pregunté mientras miraba su preciosos ojos, ella sacudió su cabeza sonriendo - tengo una propuesta para ti.
- ¿Qué propuesta? -preguntó sonriéndome aún, yo bajé mis manos desde su pelo hasta su aún sonrojada mejilla, sus manos paseaban por mi espalda acariciándola, cogí aire.
- Que te parece sí... ¿por que no te vienes a vivir conmigo? -pregunté mirándola a los ojos, ella frunció su ceño pero aún con una sonrisa en su boca, eso me tranquilizó - no te alarmes, no quiero decir... nada de comprar piso,ni cortinas ni nada, solo hablo de que vengas a vivir a mi casa, conmigo.. con mi madre.
- Pero.. yo estoy bien aquí..- murmuró mirándome, yo suspiré.
- Pero yo quiero que esto cambie, no quiero...no quiero que sigas viviendo en un hotel Naira..- murmuré aún mirándola, el ascensor iba a llegar a su planta pero lo paré y segui hablando.
- ¿Y que tiene eso de malo? - preguntó mirándome.
- No te dicho que lo tenga pero.. ¿que tiene de malo venir conmigo? en mi casa estarás mas cómoda, podremos estar juntos y llegar tarde sin miedo de que los vecinos se quejen al dueño del hotel por la mañana.. - murmuré aún acariciándola.
- Bueno pero aquí podemos gritar más..-bromeó y se echó a reír, yo la miré y ella entendió que yo no bromeaba y paró de reírse.
- Estoy hablando enserio..- murmuré, ella bajó su mirada y yo suspiré mientras la miraba - vente... vente a vivir conmigo.
-Me estás pidiendo que me vaya contigo ahora porque quieres estar conmigo esta noche, pero..¿y cuando no quieras? o.. no sé simplemente se.. se acabe la magia.
- ¿De que magia me hablas? - le pregunté intentando no hacerle sentir mal, pero parecía cualquier escusa barata, ella suspiró.
- Pues, Justin, de la magia que hay entre nosotros, de dormir sola en mi cama y despertarme ilusionada por volver a verte por la mañana, de bajar y verte hablando con mi madre, hablo de besarte después de estar toda la noche sin ti, de esa magia hablo, o.. ¿ crees que quedará alguna magia cuando entre al baño y te vea lavándote los dientes? - preguntó, mirándome.
Algo me trajo de nuevo a la realidad cuando empecé a escuchar música, bueno... no cualquiera música, su linda canción.
Suspiré, intentando rencoponerme de los pensamientos que hacía unos segundos había tenido.
Era increíble todos los planes que habíamos echo juntos y que nunca terminamos de cumplir... ¡Justin! ¡los cumpliréis!
Suspiré y me obligué a mi mismo a pensar en algo que decir cuando entrara al lugar en el que ella estaba, pero al escuchar su risa, me paralicé. Se metió por todo mi cuerpo, desde la cabeza a los pies, pasando por todo su recorrido.
La puerta estaba entreabierta, así que la empujé un poco y pude verla, era... era total e increiblemente preciosa.
Estaba frente al espejo, mientras Natasha le decía los gestos que debía hacer, pero realmente solo se estaban riendo.
Naira comenzó a exagerar sus gestos, y a hacer el tonto, luego soltó una dulce carcajada que llegó a mis oídos.
Amaba ese sonido, y aún recordaba cuando yo lo causaba.
Me apoyé en la pared mientras por un lado de la puerta podía observarla, sus movimientos, sus gestos... toda ella.
No entendía lo que había hecho en la otra vida para merecerme a alguien como ella, para que alguien como ella, en algun momento de su vida haya querido compartir su amor conmigo.
Suponía que en mitad de mi otra vida, había sido una buena persona, y en la otra mitad, un demonio reercarnado, tendría que haberle roto el corazón a muchas chicas, o hacerle daño a mucha gente para que en esta vida, tuviera que perder a los mas importante que jamás había tenido; jamás.
Suspiré y realmente no se cuanto tiempo fue el que estuve allí, mirandola, sintiendola tan cerca despues de estar tanto tiempo sin verla, tuve que coger aire para no ponerme a llorar.
Su pelo había crecido considerablemente, pero supe que se lo había cortado, dandole una forma terriblemente hermosa.
No llevaba nada de maquillaje, pero su piel brillaba por si sola, aunque en realidad quizás fuera por su hermoza y blanca sonrisa, que no paraba de asomar por su boca de fresa; me alegré de eso, de que no parara de sonreír.
¿Tú también recuerdas cuando el que la hacía sonreír era yo?
Bufé y cuando vi se diriguían hacia la salida, volví a subir por el ascensor, hasta llegar a la puerta de su habitación.
Me paseé de un lado a otro del pasillo, esperando que esa puerta se abriera y apareciera ella, y cuando lo hizo, parecía que había pasado una eternidad.
Las puertas del ascensor se abrieron y de el salió la cosa mas bonita del mundo entero, ella.
Levantó la vista en cuanto suspiré... su expreción era inexcrutable.
Se paró en seco, observándome, sus ojos... sus preciosos ojos se clavaron en los míos, como si quisieran advertirme de lo que estaban sintiendo y que querían decirlo a gritos.
Sentí sus ojos acariciándome, y despues de unos segundos compartiendo miradas que solo ella y yo entendiamos; suspiró.
- Hola Naira - susurré ya que ella estaba bastante cerca, ella me miró a los ojos por última vez y se dispuso a abrir la puerta.
- Hola - susurró secamente mientras pasaba la tarjeta, pero en vez de abrir la puerta dio media vuelta con sus pies y me miró - ¿Necesitas algo? - preguntó mientras miraba hacia la puerta.
¿¡Que si necesitaba algo?! ¡estaba de broma!
- A tí - susurré y ella subió su mirada hasta mis ojos.
Por un momento pensé que se iba a tirar a mis brazos y a besarme como si no hubiera mañana, puesto que eso era lo que sus ojos me pedían, me lo pedían a gritos,pero su orgullo ganaba esta batalla.
- No sigas con eso, enserio.
- ¿Qué no siga? pero si acabo de empezar.
- Es que no quiero que lo hagas - masculló entre dientes.
- ¿Te gustaron las flores? - pregunté ignorándola, ella suspiró.
- No - murmuró y abrió la puerta, entró e iba a cerrarla pero puse un pie antes de que esto sucediera, ella suspiró fuerte.
-¿No fueron suficientes? toma - murmuré sacando la rosa de detrás de mi espalda, ella puso los ojos en blanco.
- No la quiero, tengo alergía.
- No, no tienes alergía.
- ¿No tienes nada que hacer?
- A parte de estar aquí, contigo, no - murmuré y eché un vistazo a a habitación, ella cerró la puerta de golpe y yo reí - curioso, no te gustaron, pero están las 100 flores en tu habitación - murmuré y ella salió de nuevo y cogió la rosa con una mano.
- Gracias, eres el chico mas romántico que jamas he conocido, me da tanta pena que pierdas el tiempo con una chica como yo.
No te preocupes, encontrarás una buena chica que te llene tu habitación de flores también, ¿como se dice...? tu alma gemela.
Estoy segura que tu tienes una de esas por ahí.
- Y tan seguro, la tengo delante, ¿Te hace ir a comer? - pregunté cogiendo un mechón de su pelo entre mis dedos, ella miró hacia abajo y apartó su cabello de mis dedos, yo sonreí.
- Ya he comido... adiós - murmuró pero yo la cogí del brazo, ella se paralizó y casi sin querer mis dedos acariciaron su brazo.
Sentí escalofríos por todo mi cuerpo, y ella tambien, porque se estremeció entre mis brazos, se giró de nuevo, pero sin apartar mi mano de su brazo, me miró a los ojos de nuevo de esa forma.
- ¿Lo sientes? somos energía Naira - murmuré bajando mi mano hasta la suya, deslizando la yema de mis dedos por todo el recorrido, ella mordió su labio con nerviosismo, asi que continué.
- ¿Energía? - preguntó en un susurro apartando su brazo de mi alcance, suspiré y la miré.
- Lo somos. Incluso cuando estabamos a miles de kilómetros te sentía aquí conmigo, y tu tambien lo hacías, tus ojos me lo dicen, como tambien me dicen que te encantaron las flores y que en estos momentos lo unico que estás deseando es juntar tus labios con los míos una vez más - susurré esta vez acercándome mas aun a ella, esta suspiró y negó levemente con la cabeza, me aparté - está bien, no voy a presionarte, te esperaré.
- No, no quiero que me esperes, ni ahora, ni después, nunca, ¿entiendes? lo nuestro se acabó, ¡y hace tiempo además! deja de intentar reconquistarme porque no lo vas a conseguir, no quiero saber nada de tí ¿vale? - murmuró mirándome, yo me apoyé en la puerta y miré mis manos hasta que terminara.
- ¿Ya has terminado?
- ¡No te burles de mí! - exclamó, yo me reí entre dientes - no me hace gracia Justin, enserio, eres un estú..- la miré a los ojos antes de juntar mis labios con los suyos para que se callara.
Ella puso sus manos en mi pecho y me apartó, gracias a mis reflejos paré la mano que justo iba a darme en la mejilla.
La miré a los ojos y llevé su mano a mi boca, depositando un beso en la palma de su mano, luego la dejé caer.
- Nada de lo que digas va a hacerme cambiar de opinión, así que yo que tú no me molestaría en intentarlo, eso primero - susurré ya que la tenía bastante cerca - y lo segundo, te espero abajo en 10 minutos, no es ninguna cita, solo tenemos trabajo que hacer, pero bueno, ya tendremos tiempo para la cita en otro momento - susurré y me acerqué de nuevo para darle un fugaz beso en sus labios, esta vez ni puso resistencia, me alejé de ella lentamente, ella se quedó mirándome unos segundos, y esta vez lo único que pude ver en su mirada era amor.. bueno... amor un poco transformado en odio, ya que sus ojos echaban humo, pero al fin y al cabo era amor ¿no? - No me hagas esperarte, preciosa - murmuré y ella pareció reaccionar, porque entró en la habitación y dio un portazo que tuvo que sonar hasta en China, sonreí.

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