miércoles, 22 de febrero de 2012

Capítulo {132} : Un segundo y dos miradas de por medio.

Cuando vi la cara de Alex, una ola de recuerdos pareció azotarme la mente, hasta dejarme totalmente aturdida, sin palabras, sin saber que decir o que hacer. Abrí mi boca para decir algo, pero no se me ocurrió nada coherente que decir, así que decidí cerrarla de nuevo. ¿Qué demonios me pasaba? Bueno. Realmente sabía lo que me pasaba.
Claro que me acordaba de Alexa, y también de que me había prometido ponerle mi nombre a su hija tan solo unos meses atrás, cuando todo era perfecto en mi vida, cuando era más que feliz. Todas las miradas estaban clavadas en mi rostro, esperando a que dijera algo, pero lo único que pude hacer fue tartamudear, tragué saliva y sacudí mi cabeza, intenté sonreír, pero no me salió.Justin pasó una mano por mi cintura en forma de caricia, y fue entonces cuando decidí mirarlo. ¡Y maldito el momento en el que lo decidí! Se me vino el mundo encima nada mas hacerlo.
El día en el que había conocido a esa chica, había cambiado mi vida, aparte de porque era la cosa mas bonita que habían echo por mi, si no, porque ese día había echo muchos planes de futuro con Justin, planes que de verdad tenía ilusión porque se cumplieran, planes que eran mutuos.
Quizás no hacía falta decirlos, pero yo sabía que tanto él como yo, deseaba que se hiciera real.
Pero ahora… ¿Qué me queda ahora? Absolutamente nada. No me queda nada. Porque sin él no soy nada. Miré sus ojos color miel y lo único que se me pasó por la cabeza fue… ¿Por qué?¿Por qué tenía que haberme mentido? Todo iría estupendamente si eso no hubiera pasado. ¿Cómo iba a saber que era lo que él había sentido y lo que había fingido para hacer sentir mal a su enemigo? ¿Cómo demonios iba a saber yo, si el realmente sintió lo que decía sentir por mí? Obviamente, también recordé que planes que se habían formado poco a poco durante nueve meses, se habían roto en una hora, con unas simples palabras, con una simple apuesta.
Solo tuve que mirarlo a los ojos para darme cuenta de que él sabía lo que estaba pasando por mi cabeza, como me sentía, y que lo odiaba, odiaba sentirme así, que sentía nostalgia y no quería luchar contra ella, que quería salir corriendo y olvidarlo todo, olvidarlo a él y seguir con mi vida.
Suspiré y vi volar suavemente la mano de Justin sobre mi mejilla, pero antes de que esta hiciera contacto, giré mi cabeza y miré a la preciosidad que me esperaba al otro lado de la habitación.
La observé un segundo mientras me acercaba, y luego miré a su madre.

- ¿Puedo cogerla en brazos?

||Narra Justin||

Alexa asintió, y Naira se sentó justo a su lado, preparó sus manos, y antes de dirigirle una sonrisa, depositó a la pequeña en los brazos de Naira, la cual cogió al bebe con mucho cuidado pero con mucha soltura. La pequeña Naira la miró con sus ojos grandes, y Alexa se echó a reír.
Casi se me rompe el corazón al ver al bebé sonreír y coger un mechón del pelo de Naira en sus pequeños dedos, era la imagen más tierna que jamás había visto en mi vida.
Sentí la necesidad de acercarme más y así lo hice.
Pensé escuchar unos ruidos raros, mire a mi alrededor pero no había nadie, y entonces, me di cuenta de que era yo el que hacía esos ruidos, aunque realmente era mi corazón el culpable.
Miré el rostro de Naira, que observaba a la pequeña con una sonrisa y entendí algo que jamás antes no había entendido. Realmente pensaba que lo sabía, pero no lo supe hasta ahora.
17 años, ella 16. Toda una vida por delante. Pero no me hicieron falta, si no tres segundos y dos miradas de por medio, para darme cuenta de que eso era lo que yo quería para el resto de mi vida.
La quería a ella, no a otra persona sino a ella… sosteniendo a nuestros hijos así... ¡sé que es una bobería! estaréis pesando que solo soy un loco enamorado que no ve mas allá de eso.
Pero es que eso es lo que soy, y por mucho que lo intente, no voy a poder olvidarla nunca, quizás hubiera muchas chicas mas en mi vida, quizás estuviera con miles de chicas de todo el mundo.
Rubias. Morenas. Pelirrojas. Altas. Bajas. ¿Qué mas daba? Si nunca la olvidaría a ella, mi primer amor, ¿quien olvida su primer amor? con la que haces planes de futuro, con la que te discutes una y otra vez pero las reconciliaciones son lo mejor del mundo, ¡lo mejor!
Con la que sientes que de verdad quieres pasar el resto de tu vida. Pero me negaba.
Me negaba rotundamente de que millones de jóvenes sintieran lo que yo siento.
Porque lo que yo siento es algo tan complejo…. Algo que me mantiene vivo.
Estuvimos un buen rato allí, charlando, jugando con la pequeña Naira, y pasándolo bien.
Pero realmente teníamos algo que cumplir hoy, teníamos que ensayar y el concierto esta noche.
Nos estábamos subiendo al coche, yo me subí primero y esperé a que ella lo hiciera.
Cerró la puerta, se puso el cinturón de seguridad y permaneció así, sin decir nada.
Naira no había hablado desde que habíamos salido de la casa, incluso allí, había estado evitándome todo el rato, intenté que no me afectara demasiado, pero realmente lo hacía.
¿Qué era lo que había echo mal ahora? No entendía nada, estaba tratando de hacerlo bien.

- ¿Qué es lo que va mal? – pregunté mirándola, ella miró mis ojos y sostuvo la mirada.
- Nada.

- ¿He hecho algo mal? Dímelo porque realmente no entiendo que…

- Deja de preguntarte siempre que es lo que haces mal, porque no has hecho nada mal. ¡No es lo que has hecho ahora, es lo que hiciste hace tiempo! ¿No lo entiendes? – Movía mucho las manos y tartamudeaba de vez en cuando, yo la observé detenidamente- Ahora lo haces todo bien. ¡Y eso me molesta! Me molesta porque no quiero… - no le di tiempo a mas, porque mi boca envolvió a la suya. Mis labios se apretaron entre los suyos y ella puso sus manos en mi pecho.
Pero me negué a que me apartara y después de unos segundos dejó de hacer resistencia y dejé de ser yo el único participante en ese beso, sentí sus labios entreabrirse para mí.

- No se porque hablas tanto – susurré entre sus labios, y maldita la hora que lo hice, porque ella mordió mi labio inferior con mucha fuerza. En otra situación, de lujuria por ejemplo, no me hubiera importado, pero… ¡ahora estaba en frío! Me separé de ella y llevé mi mano a mi labio rápidamente.

- ¡Diablos, Naira! – exclamé mientras notaba que realmente me había echo daño.

- Haber si aprendes a no besarme cuando te da la gana.

-
-
-

En el momento en el que llegamos al recinto, ya había miles de fans ahí fuera, tuve que dar un par de vueltas y avisar a los guardias de que iba a entrar, y entonces ellos salieron en mi busca.
Toda la gente comenzó a gritar mi nombre, al unísono, y yo sonreí, amaba esto, esto era mi vida.
Cuando entramos al recinto todo el mundo estaba corriendo de allá para acá, la canción de Ángela sonaba en todo el recinto. Miré a Naira, la cuál miraba todo un tanto maravillada, los tamaños de mis conciertos habían crecido bastante durante su ausencia, y eso se notaba ahora.
Me acerqué a ella, pero ella no me miró, sino miró al escenario.

- Esto es perfecto ¿verdad? – pregunté, pero no estaba seguro de si había a lo que me refería.

- Sí, lo sería sin la bruja cantando de fondo.

- Ángela es buena chica, Naira.

- ¿De veras? No sé porque no me importa.

- Naira… - me paró.
- Ahórratelo Justin, todos y cada uno de nosotros sabemos la razón por la que ella está aquí, no hace falta que me vendas la moto, porque no la quiero en absoluto.

- No hablo de eso ahora, hablo de ella, es buena chica.

- En realidad no me importa, pero ¿sabes? – preguntó acercándose a mi peligrosamente.
Ella sabía que cuando hacía eso me dejaba totalmente aturdido - Nunca te perdonaré haber buscado una sustituta tan mala para mí - murmuró sarcásticamente, yo suspire y ella se separó.
Me miró unos segundos y luego yo me eché a reír, ella frunció el ceño.

- Dios te va a castigar… - murmuró y yo sacudí mi cabeza.
- No sé como…. Tengo todo lo que deseo justo aquí – susurré mirándola, ella frunció sus labios y miró todo el recinto de nuevo, yo me acerqué a ella.

- ¿Qué es lo mas embarazoso que te puede pasar en el escenario? – preguntó sin mirarme, sonreí.

- Que se te caigan los pantalones, que se te olvide la letra… caerte – murmuré aun mirándola.

- ¿Te ha pasado algo de eso a ti? – preguntó y ahora me miró, yo sonreí.

- Hmm…

- Bueno no importa, si no te ha pasado, te pasará hoy – la miré y alcé mis cejas.
- ¿Ese es tu castigo?
- No depende de mí en realidad.
- Podrías intentar castigarme de otra forma, no creo que eso funcione.
- Bueno, puedo decirle a mis bailarinas que salgan desnudas mientras tu cantas – yo sacudí mi cabeza mientras la miraba divertido.
- ¿No tienes algo mejor?
- ¿Algo mejor que bailarinas desnudas? ¿Estás de broma?
- Yo no voy a mirar a las bailarinas desnudas, si no estabas tu entre ellas – murmuré.
- ¿Eso era un cumplido, o debería sentirme ligeramente acosada? – murmuró, yo reí.
- Sí algo me beneficia, puedes tomártelo como un cumplido – murmuré pero ella dejó de escucharme al escuchar un pequeño gaño que le había salido a Ángela mientras cantaba.
- Enserio Justin, nunca te voy a perdonar.
- ¿Por qué? Esa parte de la canción nunca se le dio bien, pero el resto….
- ¡No! Ni si quiera tiene el mismo todo de voz que yo – murmuró, y yo no dije nada, ella me miró - ¿Qué quiere decir ese silencio? ¿¡No estarás insinuando que canta mejor que yo no?!
- Yo no he dicho eso.
- ¿Lo piensas? – preguntó y yo guardé silencio para picarla, ella abrió la boca.
- No, no lo pienso.
- Dímelo, dime que no lo piensas, porque voy a empezar a pegarte ahora.
- ¿Qué quieres que diga? – pregunté divertido, ella me miró.
- Di… “Naira, Ángela ha sido una mala elección, y tu cantas mucho mejor” – murmuró mientras me miraba seria, yo me eché a reír con fuerza, pero ella parecía que lo hacía en serio.
- ¡No me estoy riendo!
- No voy a decir eso, Naira – murmuré aun riendo, ella abrió los ojos.
- ¿Ah no? – preguntó mientras mordía sus labios, yo sacudí mi cabeza y ella salió ella una furia de allí. Yo no podía contener mis carcajadas. ¡Era peor que una niña pequeña!
- Naira, ¡Naira! – Murmuré pero ella no paró, por lo que fui detrás de ella, la cogí del brazo – está bien, no te enfades preciosa.
- Dímelo.
- ¿Puedes repetírmelo? No lo recuerdo…
- Naira, Ángela ha sido una mala elección, y tu cantas mucho mejor – dijo totalmente seria.
- Está bien, a ver… - murmuré y miré a mi alrededor, esperando a que no estuviera allí – Naira… Ángela ha sido una mala elección y tu cantas mucho mejor.
Ella sonrió y asintió satisfecha, luego se volvió a dar la vuelta, pero la cogí por la cintura.
- Y además, estas más buena – susurró en su oído, ella puso sus manos en mi pecho y me apartó de ella, mirándome a los ojos de nuevo de se modo, serio-divertido.
- No te pases de listo.
- Vale, vale, ¿me das un beso? – pregunté enredando mis manos en su cintura, ella me miró con cara de asesina – vale, nada de besos.
- Justin…
- Dime, hermosa.
- Gracias por haberme llevado a conocer a Naira – murmuró de manera diferente, de manera sincera, le devolví la sonrisa y ella mordió su labio nerviosa antes de girarse de nuevo.
Yo pasé mis manos por mi cabello mientras la observaba marcharse, pero no por mucho tiempo, porque corrí detrás de ella y giré su brazo hasta encontrarme con su mirada de nuevo.
- ¿Qué pasa? – preguntó mirando mis ojos, yo le sonreí y pasé mi mano por su mejilla.
- ¿Puedo besarte? – pregunté mientras acariciaba sus labios con las yemas de mis dedos, aunque realmente iba a hacerlo aunque ella me dijera que no.

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